Hace exactamente un año atrás, mientras activistas de la sociedad civil celebraron la aprobación del proyecto de Ley de talles -formalmente denominado Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITU)– con 163 votos a favor y 8 abstenciones, nadie imaginó que el futuro traería una pandemia por coronavirus que se tradujo en ocho meses de encierro y en una crisis socioeconómica sin precedentes para la historia de nuestro país. Más allá de eso, la norma sigue sin ser reglamentada.
La demanda de una Ley de Talles se retrotrae hasta los albores de la vuelta a la democracia. Desde ese momento organizaciones del tercer sector se manifestaron por una moda más diversa e inclusiva, porque en definitiva de eso se trata: que haya más talles, para todos, todas y todes. Lo cierto es que la norma establece que el SUNITU debe tener correspondencia con las medidas corporales estandarizadas, siendo esto regularizado por la reglamentación específica que disponga la autoridad de aplicación, algo que todavía no sucedió.
Estipula además la realización de un estudio antropométrico que determine cuáles son esas medidas en el territorio argentino. Y si bien, dicho estudio debería haberse realizado en el plazo de un año por el organismo al cual haya sido asignado, esto tampoco se terminó de llevar a cabo. A cargo del mismo está el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) bajo la dirección de Sandra Jung. La responsable, en diálogo con lamodadice, explicó que dado el contexto de la pandemia se avanzó en el análisis de los datos obtenidos hasta el momento pero no se logró finalizar con el relevamiento, aunque aclaró, también, que esto último no impide la reglamentación de la ley si en cambio es tenido en cuenta al momento de la implementación.
Contexto
Este año la organización AnyBody Argentina dio a conocer los resultados de la Encuesta Talles 2020 que apuntó a relevar cuáles son las sensaciones al adquirir indumentaria y zapatos, y si existen dificultades para obtener el talle que corresponde. Llevada a cabo entre el 11 de marzo y el 16 de mayo, como conclusión general arrojó que en un universo de 8025 respuestas (con un rango de edades entre 12 y 88 años) el 65% tienen problemas para conseguir ropa de su talle. A su vez, de este porcentaje, el 94,8% usa ropa de mujer y el 5,2% usa ropa de hombre. Y más del 80% de los encuestados expresa que encuentran la prendas que desean en talle único; el 38,58% siempre, y el 43,76% frecuentemente. Entre la ropa que presenta más dificultades están los jeans o pantalones; con un 56% que manifestó dificultad.
Hay algo más, y es que al no encontrar talles al 46,9% le lleva a cuestionar su cuerpo y un 44,7% siente tristeza al considerar que su silueta no encaja con la ropa adecuada. Al mismo tiempo, el 62,67% afirma que su «talle ideal» no es el que tiene, sino uno (14,99%), dos (22,72%) o más de dos (24,96%) números menos del que tenía al momento de contestar la encuesta.
«Desde Anybody Argentina creemos que es necesario que la Ley se reglamente e implemente ya mismo», dice Sami Alonso, militante gorda y modelo XL, y agrega: «este año en el contexto del COVID quedó demostrado el daño que hacen los estereotipos de belleza». Y en este sentido refiere, al artículo 10 de la norma y a la importancia de «generar una concientización social con relación a la jerarquización de los estándares de belleza y cómo repercuten sobre todo en las feminidades». Alude a que, además de regular, la ley debe contemplar algo fundamental como es trabajar en la comunicación para poder cambiar el paradigma en cuanto a la percepción de los cuerpos.
En octubre, un grupo de legisladores de la oposición difundió un comunicado donde se reclamó la sanción de la norma, además; a principios de noviembre, en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado de la Nación, fueron tratados los proyectos de los senadores Nora Gimenez y Sergio N. Levy, finalmente unificados en un mismo dictamen, para reglamentar la ley 27.521 del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITU).
Ahora solo queda esperar, que se haga efectivo, se reglamente y comience a pensarse en una moda real para todos y todas.