Si bien la moda refiere inevitablemente a la idea de lo nuevo también, en tanto forma de expresión, pone de manifiesto las ideas y las transformaciones que caracterizan a una determinada época. En ese sentido, en el último tramo del 2019, queda preguntarse qué dejó esta década en cuanto a modos de producción, comunicación, tendencias y ausencias. Cuáles fueron los temas que signaron a los diseñadores y a la industria tanto en las capitales fashion como a este lado del planeta.
Sostenibilidad
En el 2013, el derrumbe de la fábrica Rana Plaza en Bangladesh evidenció lo más macabro de la llamada “moda rápida” que paga poco para vender cada vez más a precios irrisorios. El saldo de ese modus operandi fue de más de 1100 muertos y centenares de heridos. Como respuesta Orsola de Castro y Carrie Sommers fundaron el Fashion Revolution Day que finalmente devino en la actual Fashion Revolution Week. Durante esta semana a la propuesta de fotografiarse invirtiendo una prenda con el propósito de mostrar la etiqueta y develar “quién hizo tu ropa”, se sumaron otras acciones que insisten en desalentar una industria que se tornó insostenible.
Otra de las manifestaciones que suscitó esa tragedia fue el documental “The True Cost”. El director, Andrew Morgan, procuró contar qué hay detrás del sistema del “fast fashion”; lo hizo a través de testimonios que incluyeron a referentes de la moda sostenible como Stella McCartney y Livia Firth. En este sentido, también hay que destacar el trabajo de activistas como Christina Dean que con su organización Redress, desde Hong Kong, hace foco en los remanentes textiles y convoca a diseñadores noveles para que exhiban sus diseños en el EcoChic Design Award.
En el país, a la versión local de la Fashion Revolution Week, hay que agregar la fundación, en 2018, de la Asociación de Moda Sostenible Argentina (AMSOAR), liderada por Alejandra Gougy en compañía de diseñadores como Maydi Díaz y Lucía Chain. Esta última no sólo exploró en teñir con productos orgánicos, sino que también trascendió fronteras llevando sus diseños a Milán, Santiago de Chile y recientemente a Moscú. Además, hasta marzo del 2020, participa de la muestra Sustainable Thinking en el Museo Salvatore Ferragamo en Italia. En ese mismo sitio exhibe la diseñadora argentina Romina Cardillo de la firma Nous Etudions, también referente sostenible durante esta década.
Otra de las iniciativas fue el lanzamiento en el 2018 de la plataforma Somos Fibra, que puso en valor el trabajo de artesanos, sobre todo mujeres, de Salta y Formosa, entre otras provincias, con el acompañamiento de la diseñadora Marcela Duhalde y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). También el Mercado Nacional de Artesanías Tradicionales de la Argentina (MATRA) comandado por Roxana Amarilla, visibilizó el trabajo artesanal realizado en todo el país. Un dato para destacar: ponchos y otras prendas realizadas por la cooperativa Laguna Blanca fueron elegidas por la diseñadora Donna Karan para ser comercializadas en Nueva York.
Si bien hubo avances en términos sostenibles, durante toda esta década, las noticias constantes de muertes en talleres clandestinos demostraron que la moda rápida, a bajo costo y en condiciones infrahumanas, es un tema insoslayable también para la industria nacional. Al respecto, sobresalió la labor de la organización no gubernamental La Alameda, mientras que la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) confeccionó un mapa del delito que en el último informe (2018) mencionó la existencia de 273 talleres clandestinos en la Ciudad de Buenos Aires y 200 en el Gran Buenos Aires.
Diversidad
Esa expresión se consolidó con las portadas de este año protagonizadas por la conocida drag queen RuPaul en Vanity Fair o la aparición de Estrella Vázquez, la transgénero mexicana, en Vogue. En la escena local, poco a poco, también se hace visible el cambio de paradigma. Alcanza con recordar la tapa de noviembre último de la revista Ohlalá protagonizada por la actriz Mariana Genesio. Al mismo tiempo, es cada vez más frecuente que modelos reconocidos como de género fluido participen en desfiles en todo el mundo.
La denominada cuarta ola feminista también se hizo oír durante esta década a través de la vestimenta. En el 2014, Karl Lagerfeld montó una manifestación de mujeres en la pasarela de Chanel y en una más cercana edición, Dior, en el 2017, presentó t-shirts con la leyenda “We all should be feminist” (“Todos deberíamos ser feministas”) tomadas de la activista africana Chimamanda Ngozi Adichie. También el diseñador Prabal Gurung hizo lo propio con expresiones por los derechos de las mujeres plasmadas en sus diseños.
Desfiles hasta hace poco emblemáticos para la industria como el de Victoria Secret fueron cancelados en un contexto en el que las modelos denominados “ángeles” no hacen más que responder a miradas vetustas e indican la necesidad de evolución de la marca. Esto estuvo relacionado a la fuerza del movimiento Me Too que también llegó a la moda, con su versión argentina en expresiones como “Ni una menos” y “Mirá cómo nos ponemos”. De hecho una de las primeras en proponer remeras feministas fue la periodista Lucía Levy, quien lanzó la línea “Pauer” con inscripciones como “Brava” o “Capitana”. A su vez, la academia leyó rápidamente este fenómeno inaugurando el primer posgrado sobre moda y estudios de género en la Universidad Nacional de Tucumán, bajo la iniciativa de Alejandra Mizrahi y la dirección de Laura Zambrini.
El reclamo por una moda más inclusiva tuvo su corolario con la Ley Nacional de Talles aprobada este último año, tras el consenso entre los parlamentarios del oficialismo y la oposición, el apoyo de la Cámara de la Industria Argentina de la Indumentaria (CIAI), la Came, y el incansable activismo de Sharon Haywood y Brenda Mato ambas referentes de la ong Anybody Argentina.
Influenciadores
La relación entre la moda y la tecnología se evidenció en el uso de las redes sociales, con la consolidación de Facebook y Twitter, durante esta década, y la aparición de Instagram como plataforma publicitaria para las marcas, que además promovió el surgimiento de nuevos actores para la industria de la indumentaria: los influencers .
La italiana Chiara Ferragni montó un imperio al exhibir su estilo hiper sponsoreado para más de 10 millones de seguidores. En ese contexto, también las Kardashian, conocidas inicialmente por el reality show que lleva su nombre y que todavía es emitido por la señal E!, lograron que sus constantes apariciones generarán un nuevo lenguaje basado en el exhibicionismo, la mayoría de las veces vulgar, aunque efectivo en lo comercial. Hay que decirlo: a pesar de la resistencia que las hermanas causaron al principio, incluso para la propia Anna Wintour, finalmente Kim, la mayor del clan, ganó la batalla y en el 2014 fue portada de la Vogue norteamericana junto a su pareja Kanye West
Además de las celebridades fabricadas virtualmente, también las redes fueron una plataforma clave para que los diseñadores mostraran su trabajo e incluso su modo de vida. El caso del argentino Santiago Artemis es paradigmático en ese sentido. Con más de 300 mil followers, este año presentó sus prendas en Japón, desfiló en Designers BA y es el primer creador argentino que protagoniza una serie en Netflix.
Tecnologías
Esta década estuvo signada por el comercio online, cada vez más expansivo, con portales de compras de artículos de todo tipo, nuevos, usados y resignificados, y con la más reciente, aunque no tan exitosa “see now, by now”, que propone adquirir la prenda en el mismo momento del desfile. La firma británica Burberry fue una de las pioneras en ponerla en práctica en el 2016. Al mismo tiempo, la transmisión de desfiles vía streaming -en vivo- a todo el mundo es otra de las novedades que cambió la forma de ver y consumir moda. Esto se dio en el contexto de cambios y bajas constantes en el calendario oficial de las semanas de la moda, sobre todo la de New York, que no dejó de evidenciar dificultades.
Otro de los hallazgos, es el de las prendas inteligentes usadas principalmente para temas de salud y prácticas deportivas. También la realidad aumentada llegó a la moda, todavía con desarrollos en una fase muy incipiente.
En cuanto a avances en materiales, la aparición de los denominados biotextiles de la mano de Suzanne Lee en Estados Unidos, y con las versiones nacionales de Verónica Bergottini y Silvio Tinello, entre otros, proponen telas a partir de organismos vivos. Si bien este tipo de experimentos existen sólo en prototipos, estos jóvenes ya anticiparon por dónde irá la moda del futuro.
Pasarelas
En Argentina, la década comenzó con la moda como protagonista en las celebraciones por el Bicentenario de la Revolución de Mayo. El desfile “Pasado de Moda 1810-2010” desarrollado en el Rosedal de Palermo contó con la presencia de los diseñadores más destacados del país. Con el propósito de reinterpretar diferentes estilos que existieron en la historia, entre otros participaron Vicki Otero, Laura Valenzuela, Marcelo Senra y Pablo Ramirez.
En el 2011, se realizó la primera edición de Buenos Aires Runway en el Centro Metropolitano de Diseño (CMD) orientada a que la ciudad se transforme en el referente de moda de la región. Ese mismo año, nació Designers Look BA, después llamada Designers BA, inaugurada como una nueva plataforma para mostrar moda que -desde el vamos- hizo foco en el diseño de autor con la presencia de Jessica Trosman, Martín Churba y Mariana Dappiano, entre otros. Tanto esta semana como la ya tradicional BAFWEEK, cerca de cumplir 20 años, continúan, con todos sus bemoles, en medio de una industria azotada por la crisis económica.
Tendencias
El uso expandido de zapatillas y ropa deportiva mixturada con prendas más sofisticadas le dio contenido al estilo -ahora habitual- denominado athleisure. Además, surgió la incorporación de creativos de la industria de la música o el entretenimiento como Virgil Abloh, diseñador de Off White y de la línea masculina de Louis Vuitton, la mismísima Rihanna al frente de Fenty, y el italoargentino Marcelo Burlon, creador de la taquillera County of Milan. Otra de las tendencias fuertes, al menos en la segunda parte de esta década, es la de la moda ugly, o fea, bien llevada adelante por el diseñador Demna Gvasalia tanto en su firma Vetements como en sus diseños para Balenciaga.
El recurso sostenible del upcycling, hacer una prenda a partir de otra ya existente, es cada vez más frecuente en marcas internacionales como la de los diseñadores Christopher Raeburn o Gabriella Smith. Lo mismo para las argentinas Juliana García Bello y las hacedoras del Club Social de Costura.
También la moda genderless, que no es para hombre ni para mujer, dejó de ser una excepción y ya se transformó en una constante. Son cada vez más las marcas que adhieren a esta idea al momento de diseñar. Köstume, fue una de las primeras en trabajar en ese sentido y en el último tiempo hay que destacar la filosofía de los creadores de Tebas, quienes constituyen un hallazgo para la vestimenta de este periodo.
Pérdidas
La década arrancó con el suicidio del diseñador Alexander McQueen, indiscutido genio de la moda del siglo XX y terminó con el fallecimiento de Karl Lagerfeld, quien no solo fue un ícono de la moda contemporánea, sino que además se encargó de darle sobrevida a Chanel e hizo lo propio tanto en Fendi como en su marca homónima. La moda del mundo también lloró las muertes de Oscar de la Renta en 2014, Sonia Rykiel en 2016 y Emanuel Ungaro este año.
En Argentina, la inesperada partida del popular Jorge Ibañez, en 2014, golpeó a la escena local autodefinida como “alta costura”, mientras que las pérdidas de Manuel Lamarca, diseñador referencial desde los 60 y uno de los fundadores de la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil de la UBA, y la más reciente de Dolores Navarro Ocampo, legendaria productora, creadora del Diseñador del 2000, Grandes Colecciones y Puro Diseño, fueron de las más lamentadas para la moda local.