Formada en la Asociación Biblioteca del Consejo de Mujeres, antes trabajó como diseñadora en marcas para mujeres -entre otras para Cecilia Gadea- hasta que José, su hermano,músico y actor, le propuso probar en teatro. Así, Tambutti arrancó primero por lo más aspiracional: fue asistente en la realización de vestuario para una ópera en Buenos Aires Lírica, después llegaron “Cachafaz”, «Brecht», y “El astrólogo”, entre otras puestas. Ahora, hace lo propio en “Siglo de Oro Trans”, la versión libre de Don Gil de las calzas verdes, la pieza escrita por Tirso de Molina en el siglo XVII, reinterpretada por Gonzalo de María que se está presentando en el Teatro de la Ribera hasta el mes de mayo. Esta comedia emblemática del teatro barroco cuenta con la dirección de Pablo Maritano y con la participación de las actrices trans Payuca, Maiamar Abrodos y Naty Menstrual, además de Emiliano Figueredo y Fabián Minelli, entre otros. Y ya lo dice en el título, se trata de una obra que, sin dudas, alude a la vestimenta. “Se dio un fenómeno muy satisfactorio y es que trabajar con este elenco es un placer, además entendieron que el vestuario iba a ser un factor fundamental y se adaptaron a eso” dice la diseñadora.
En cuanto al código trans, ¿cómo fue la realización?
Estamos trabajando desde mayo del año pasado y la propuesta original iba a ser completamente diferente. En un principio, buscamos salirnos del clásico de época y hacer algo más contemporáneo. A partir de esa premisa, y aunque la propuesta viró completamente, no fuimos tan estrictos. Me permití hacerlo como Siglo de Oro español, pero con algunos detalles de otros países en ese momento. El elemento trans no es menor, sino que la obra también habla del travestismo. El punto neurálgico de la trama es el de una mujer se disfraza de hombre para vengar el desamor. Lo que hice fue tratar de salir de lo cómico, de la mujer que se viste hombre y es “graciosa”.
Claro, eso es demodé, no va con la actualidad
Está absolutamente alineado con todo lo que está pasando alrededor. Quisimos cuidar la imagen y no llevarlo al absurdo. Hay cosas exageradas como las pelucas o los guardainfantes, pero no quisimos llevarlo al lado bufo porque para eso ya estaba el texto. No queríamos ridiculizar, sino que visualmente tengan una riqueza que no vaya por el lado cómico, sino todo lo contrario.
¿Qué te resulta más atractivo de la época en cuanto al vestuario?
Los hombres tenían ornamentos impresionantes, tanto como las mujeres, osea las morfologías eran diferentes y la construcción de las piezas también pero los hombres se adornaban tanto como las mujeres
¿Qué elementos trajiste?
El mundo de las gorgueras para mi tiene una importancia bastante grande en este vestuario. Quise hacer una diferente para cada personaje, si bien en el siglo de Oro español, no hay tanta gorguera sino el formato de cuello llamado valona, es algo que plantee. A su vez, cada personaje tiene su color, obviamente que lo tuve que pensar que tenga lógica entre todos. Para mi lo más lindo de hacer vestuario de época es el nivel de detalle; hay desde un bies hasta un acuchilladito, lo podés poner en un vestuario contemporáneo pero la época sigue siendo, eso: época.
En todo el camino que hiciste hasta acá ¿Cuál es rol del vestuario en el teatro?
Termina de construir el personaje y más en esta obra, me lo confirmaron actrices del elenco. Con las prendas, los ayudás y terminan de decir eso que tienen que decir; es muy importante. Todos los elementos que forman parte del vestuario, desde la peluca hasta los zapatos, terminan de cerrar al personaje, y a los actores y las actrices les sirve para armar el espíritu de cada uno de ellos.