“Nos encontramos en Youtube”, así de sencilla fue la consigna de invitación para esta primera semana de la moda mexicana totalmente virtualizada. Y en tiempos de coronavirus casi que no hace falta aclarar el por qué de esta versión en línea y de la ausencia de escenarios, modelos y público. O mejor dicho, sí estuvieron aunque de un modo totalmente distinto al convencional. Así, como en otras ediciones de la Mercedes Benz Fashion Week Mexico City, se elegían escenarios para mostrar al mundo aquellos lugares emblemáticos de la ciudad, ahora los diseñadores alternaron entre escenas en: sus propias casas, tiendas o estudios. En algunos casos, más osados, las locaciones fueron en exteriores o escenarios creados a través de recursos digitales.
La cita comenzó el viernes a las 19.30 hs (21.30 para Argentina) cuando los cuatro vídeos de las primeras presentaciones estuvieron disponibles para verlos, comentarlos y compartirlos. Y esa inmediatez y a la vez, la simultaneidad propuesta fueron dos de los rasgos más enriquecedores para esta nueva experiencia. Los mismo se puede decir de la oferta on demand -tan de estos tiempos- que también se hizo efectiva una vez que el material quedó alojado en el canal del evento.
Las tres noches que duró MBFW Mexico City dieron cuenta de que existe otro modo de exhibir moda, la prueba está en que los vídeos reunieron miles de vistas, algunos al día, al cierre de este artículo, oscilaban entre 60 y 100 mil espectadores. Lo cierto es que se vio contenido de calidad, en ciertos casos con mayor producción o ideas más audaces que en otros que apelaron solamente a la instancia autobiográfica -cuando no autorreferencial- así y todo, hay que decir para ser la primera vez que se desarrolla esta modalidad en un contexto inesperado, la reacción de la organización no solo fue a tiempo sino que además muy acertada. “Evolución- Adaptación” el leitmotiv utilizado por una de las firmas es una buena expresión sobre esta realidad digitalizada. Eso sumado a la puesta en valor de la industria mexicana en algunas de las marcas que participaron, para contarle a todo el planeta y para impulsar el consumo de lo propio, algo nada menor, en esta coyuntura.
Al mismo tiempo, durante los tres días, se hicieron manifiestos tópicos y signos de época relevantes para la moda azteca y también hacia afuera. En definitiva, además del la funcionalidad y el uso que pueden tener las prendas y los accesorios ¿qué otro rol puede tener la vestimenta si no es el de contar qué pasa en una sociedad?
Punto a punto
Identidad. Fue una de las cuestiones más representadas durante esta semana de la moda digital, por una lado desde la organización con las continuas referencias al diseño mexicano y a su vez desde los participantes que indagaron y dieron a conocer tradiciones textiles, artesanales y simbólicas que conforman la historia del país azteca. Lo más destacados en contar la herencia mexicana fueron: Lorena Saravia(textiles), Collectiva Concepción (materiales y técnicas) que ya vendió su colección para la legendaria Bergorf Goodman de Nueva York; The Pack (charretería, sobre todo), Alejandra Coss (textiles) entre otros.
Sostenibilidad. La firma Marca Nacional aludió explícitamente a los problemas que afectan al planeta y a la necesidad de cambio que es cada vez más urgente. Musicalizado por la popular banda Mixe optó por un relato en blanco y negro para conceptualizar sobre la no distinción de género, y la inspiración en la ropa de trabajo, además de la asociación que llevan adelante con The New Denim Proyect de Guatemala. Esta última alianza apunta a trabajar bajo los parámetros del upcycling y zero waste. No Name junto con Colectivo Mexicano fue otra de las marcas que aludió al impacto de la moda en el medioambiente.
Mujeres. Además de que la mayoría fueron diseñadoras, en sintonía con las pasarelas del mundo que hacen foco en la cuarta ola feminista (ver el último desfile de Dior, entre otros) también se hizo lo propio en reafirmar la fuerza y el trabajo de las mexicanas quienes fueron homenajeadas por Lorena Saravia. Otra que puso el ojo en las mujeres, aunque desde un aspecto más introspectivo fue Hua, la firma de Patricia y Siouhzana con 5 años de antigüedad, presentó la colección Lilac y -una vez más- instó al empoderamiento femenino. Kris Goyri también hizo referencia a las mujeres aunque en la deconstrucción de la idea aceptada de belleza, para ello convocó a Bárbara Berger como su musa.
Coworking. Fue otra de las modalidades, tal cual lo mostró la firma Alexia Ulibarri, siendo, además uno de los vídeos más reconocidos con más de 100.000 visitas. Presentó el proyecto Bellatrix, para el cual convocó a participar a diseñadores de todo el país. Y a través de recursos digitales, mostraron los sketches (bocetos) que realizaron en un trabajo colectivo necesariamente en línea. También se vieron los diseños más noveles aunque prometedores de los estudiantes de la Universidad del Centro, fundamental para dar cuenta por dónde va el semillero de la moda mexicana. Otros que se reunieron creativamente para esta ocasión fue la ya mencionada No Name y Colectivo Nacional, quienes con la colección Redo, pusieron en el tablero -o mejor dicho en la pantalla- la imperiosa necesidad de hacer prendas sostenibles.
En casa. Tal como lo hicieron todos los espectadores, desde sus hogares, lo mismo mostraron algunas marcas con los diseñadores siendo los propios modelos y protagonistas de su fashion film. Eso hizo Sandra Weil encargada además de dar la apertura de esta MBFW Mexico City. Mostró su casa de aspiraciones almodovarianas, en una filmación exquisita, que además hizo un buen detalle de las prendas. En el caso de Alejandra Coss, aprovechó que el director y la modelo pasaban la cuarentena en la misma casa para que trabajaran juntos. La investigación para su colección se basó en la obra del danés Dan Stockholm resuelta a partir de textiles hechos en telar de cintura en Chiapas.
Ficciones. Entre las más destacadas estuvo la de la marca de María Ponce, quien vistió y desvistió a una modelo que oficio de muñeca -a escala humana- inmóvil sobre un escenario. El recurso utilizado se transformó en una buena metáfora de la moda sin movimiento o en un movimiento captado a través de una cámara para ser mostrado en medio de una pandemia. A través de un relato lúdico, que incluyo varios cambios de ropa, exhibió diseños en piel sintética y mangas volumétricas.
Diversidad. El dúo de diseñadores Olmos&Flores resultó uno de los más a tono con los signos de época y desde una cama -nunca más literal- hicieron un racconto de la firma en una conversación con sus modelos icónicas y, a su vez, tuvieron una conexión online con Valentina, la drag queen, reconocida por su participación en la serie RuPaul. Su colección se basa en una obra del pintor Alfredo Ramos Martínez, llamada justamente “Flores Mexicanas”. Otra de las que contó que el mundo está cambiando y esto no se debe solo al COVID-19, fue Sánchez-Kane que dio rienda suelta a sus machos sentimentales, que más allá del nombre no se circunscriben a ningún género, vestidos con sus típicas resignificaciones sastreras, en texturas yuxtapuestas de aire kitsch.
Desfiles. Ya en el modo más clásico de la pasarela, aunque renovada a partir de este nuevo recurso online, estuvo Benito Santos, quien exhibió una extensa colección de 50 looks inspirada en su musa la actriz Ximena Navarrete. Hubo primacía del rojo, blanco y negro, en faldas, blusas, blazers y vestidos en diferentes texturas, con centralidad en el pied de poul además de cuero y tafeta, entre otras.