El primer lunes de mayo y la Gala que no fue

Envuelta en un vestido creado por Brandon Maxwell y montada en unos tacazos negros, Lady Gaga no titubeó en trepar las escaleras rosadas quitándole el aliento a más de uno en el ingreso al Metropolitan Museum de Nueva York y, también, al otro lado de las pantallas. Esa escena, no es más que una añoranza de la Gala del Met 2019, porque, debido a la inesperada epidemia del coronavirus, de aquella impactante performance se pasó a un encuentro únicamente virtual para anunciar la exhibición “About Time: Fashion and Duration” (El tiempo: moda y permanencia), pospuesta hasta octubre de este año.

Así, la emblemática noche del primer lunes de mayo -principal fuente de financiamiento del Costume Institute- tan esperada por todos los fashionistas a ambos lados del planeta, quedó reducida a una pantomima digital o más bien dicho al refrite de las anteriores Galas del Met.Comandada por la revista Vogue incluyó la presentación vía streaming de su directora, Anna Wintour, acompañada por la bellísima voz de Florence Welch y el talento de Virgil Abloh, además de otros videos basados en el archivo de la celebración de moda más importante del mundo. Además, estuvo Naomi Campbell rememorando sus éxitos en la alfombra rosa y al día siguiente, un vivo entre Liv Tayler y Stella McCartney para recordar su llegada rockera al Met hace 20 años, 

Eso no fue todo, también hubo una propuesta desde la organización hacia el público. Impulsaron el #metchallenge para que cada uno comparta su propio outfit en alusión a alguna de las anteriores galas. En ese ejercicio visual primaron las copias, porque eran eso, copias, de los trajes y vestidos de las dos últimas ediciones, la basada en moda y religión, y la asociada al arte camp. ¿Cómo resultó? Por momentos se vieron expresiones que parecían calcadas de la original, como una que emuló a Gaga con asistente y todo, pero, por otro lado, las interacciones eran más parecidas a un posteo del feed de Celeste Barber que a otra cosa, en un código humorístico y sin aprovechar la vestimenta para dar una mensaje.

Claramente lo más novedoso de la velada, estuvo por fuera de la organización oficial y fue la acción llevada a cabo por un grupo de mujeres, algunas fanáticas, otras estudiantes y profesionales de la moda, quienes armaron la movida High Fashion Twitter e invitaron a vibrar el evento a través de esa red social. Entre ellas la argentina Sofía Abadi, propusieron diferentes opciones para que todos y todas puedan participar y para darle más contenido al evento. Con diferentes categorías (“Creación de conjuntos de fotos“; “Desafío de marca“; “Estilo de vestuario” e “Ilustración”) se recibieron trabajos desde distintas partes del mundo,  entre los cuales se hará una selección para que sean incluídos en un ebook desarrollado por las organizadoras del HF Twitter. El mismo podrá ser adquirido a cambio de una donación de 5 dólares o más, destinada a la organización International Medical Corps.Galas

Si bien la celebración del instituto se realiza desde 1948, y por ende la Fiesta del Año (precuela de la Gala) se desarrolla desde esa época, recién fue con la llegada de Diana Vreeland que se transformó en un evento a beneficio parecido al que conocemos hoy. Eso sí, con el foco en ilustres del escenario fashion y basada en el aspecto benefactor. 

Vreeland, reconocida editora de moda, que antes había tenido su paso por Harper’s Bazaar y posteriormente por Vogue, dio su primer gran paso  en 1973 organizando la muestra sobre el diseñador español Cristóbal Balenciaga que había muerto el año anterior. Según el libro “Empress of Fashion”, ella en principio pensó en hacer una exhibición sobre la vestimenta del Duque de Windsor pero al no convencer del todo a la realeza británica, cambió de tema y posó lo ojos en Balenciaga. En la nota del 23 de marzo de ese año, el New York Times habló del debut de Vreeland como consultora especializada de moda en el Costume Institute y de lo fundamental que fue Balenciaga para la moda del siglo XX. A esa exhibición le siguieron otras, como American Women of Style y The Glory of Russian Costume. 

Con el paso del tiempo, la Gala se transformó cada vez más en una reunión de famosos, hecha para la prensa, y desde hace al menos una década para las redes sociales. Una de sus principales características es que la primacía no está tanto en la vestimenta sino más bien en el relato. Y en este caso si el medio justifica el fin (la colecta para sostener el instituto) bienvenido sea, el tema es que, por momentos, parece increíble que una Gala que precede la inauguración de una muestra, sobre la cultura de la vestimenta, aporte tan poco en ese plano o quede subyugada ante los flashes. A eso se suma que los personajes invitados aportan poco o solamente responden al criterio de la archifamosa rigurosidad de la lista de Wintour que deja afuera a figuras claves para contar qué pasa con la indumentaria en una determinada época.

Por eso mismo, y respecto de esta última oportunidad, las inquietudes son varias ¿por qué no aprovechar el título y el tema de este año (basado en el tiempo) para proponer outfits tal cual como hicieron las noveles de HF Twitter? ¿Por qué no darles visibilidad a los diseñadores jóvenes a través de los muy conocidos? ¿Por qué no producir un vivo con figuras relevantes del show business y de la moda así como la que organizó recientemente Lady Gaga?. Lo bueno de todo esto, es que más allá de la falta de sentido y creatividad por parte de la organización de la Gala, igual existe una recaudación para este año y seguramente habrá otros nuevos primeros lunes de mayo. 

 

Ph: HF Twitter, IG Costume Institute y IG Vogue

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