Un maridaje superador entre dos grandes expresiones

La moda tiene que estar en los artistas, nosotros tenemos que dar el puntapié inicial de lo que se usa». Así, se despachó Rubén Rada, fundacional de la música rioplatense, en la previa del Fashion Meets Rock que, en su segunda edición, convocó a más de 5000 personas en el Hipódromo de Palermo.

Ya entrada la tarde, cuando las tribunas comenzaban a colmarse de gente, se podía ver a los bailarines que gastaban el escenario en una performance de baile callejero. Seguido a eso, el line up comenzó con DJ Villa Diamante y continuó con las oriundas del mundo fashion; Naomi Preizler y Deborah del Corral, entre otros músicos.

Después de las 20.30 hs, tras la presentación de los Illya Kuryaki and the Valderramas fusionados con la banda de Nico Cota, la apertura la hizo Bandoleiro que reunido con Adidas Originals inauguró la pasarela con una amplísima remera con flecos y capucha, hecha a partir de desarmar y volver armar prendas en una mixtura entre las emblemáticas tres tiras, las estampas y los lisos que, además, le dieron vida a un catsuit para hombre y a ponchos, faldas y pantalones inspirados en el hip hop.

La pasada siguiente fue por cuenta de Javier Saiach, Josefina Ferroni y Lev’s que hicieron foco en la música disco con pantalones oxford, maxi faldas, camisas anudadas, mangas bien amplias, en un constante juego de texturas entre el denim, el encaje y los bordados (marca registrada de Saiach) Todo, elevado con los zapatos de Ferroni en rojo y fucsia y las zapatillas en cuero blanco también con apliques florales. En simultáneo, De La Rivera estuvo a cargo de la música.

Evangelina Bomparola, Prüne y A. Y. not dead, con Rayos Laser como banda de sonido, cumplieron con la promesa estética de homenajear a Miles Davis y Betty Davis y hubo turbantes en referencia a la música afro, también sombreros y conjuntos en blanco y negro, además de abrigos dorados con espaldas estampadas con textos como Kind of Blue que hicieron explícito el genuino a amor por el jazz de este trío.

Promediando el show, llegó el turno para que Rada, con túnica dorada y negra, hiciera lo propio, con Tramando, Sylvie Geromini y Dubié en la pasarela que apostaron a ropas oversize en denim en combinación con telas livianas, plagadas de cuentas multicolores y acompañadas por zapatillas blancas con taco. Valga el dato: cada look se entrelazó en sí mismo con sutiles cables que también sostenían los lentes que Vulk hizo para el evento.

La fusión entre padre e hija (Ricky y Sofía) Sarkany a su vez con el dúo Boerr Yarde Buller fue una de las más resonantes de la jornada porque reconfiguró la morfología propia de los Boerr. y las texturas más típicas (cuero y charol) de los Sarkany. Hubo camperas oversize, top y botas. La paleta de colores estuvo centrada en el blanco y el negro y aceptaron algunas licencias en plata y azul Klein. En esta pasada los modelos bailaron y arengaron al público liderados por Rada.

Al ritmo de Miss Bolivia, todo el glam se hizo presente con la llegada de Adot, Valdez y De La Ostia que en conjuntos protagonizados por el cuero y otras texturas en color oro, mixturadas con denim blanco, dejaron bien en claro que las joyas (recargadas) resultan uno de los rasgos definitorios del estilo hiphopero. La longilíneas botas doradas y un make up alucinante completaron el golden style inspirado en el hip hop.

La última pasada estuvo a cargo de la unión entre Not to be understood de Jessica Trosman y Giesso que despuntaron con sastrería deconstruida en prendas que sintetizaron estilo y comodidad, valiéndose de estampados príncipe de Gales y de colores como; gris, negro y celeste, más típicos de un guardarropa masculino. Si bien la inspiración estaba en el soul, las estampas gigantescas de algunas ropas le dieron el toque funky a los conjuntos.

Una vez finalizado el desfile, el cierre musical convocó a IKV a la pasarela e inmediatamente sobrevino la estampa perfecta: 70 modelos (hombres y mujeres) vestidos con creaciones de la fusión de cada meet subiendo por las escaleras en zigzag del edificio de hierro montado arriba del escenario, como en una metáfora para contar lo superador de este Fashion Meets Rock que no deja lugar a dudas sobre cuánto tiene que ver la música con la moda. Y viceversa.

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