Santiago Artemis: «Es mentira que los gays somos open mind»

Mientras actúa en una película, el niño mimado de la moda argentina continúa con sus diseños y se posiciona al frente del programa Bendita Moda

«No soy todo, soy mucho», dice, y aunque pueda sonar pretencioso, esa expresión tiene más que ver con el presente todoterreno que está transitando que con otra cosa. Es que al mismo tiempo que actúa en Pipa –el film que protagoniza Luisana Lopilato–, también hace lo propio en la serie que narra la vida de Ricardo Fort y en su rol como conductor de Bendita Moda, el flamante show lanzado en la plataforma online de E! Entertainment Latinoamérica. Así, Santiago Artemis, el diseñador nacido en Ushuaia que vistió a Griselda Siciliani, Stefi Roitman, Katy Perry, y Xuxa, entre otras celebridades argentinas e internacionales –y ganó popularidad a través de las redes sociales con interpretaciones desopilantes de repertorios musicales y parlamentos de películas retro– es al mismo tiempo quien motivó el reality No hay tiempo para la vergüenza que todavía se puede ver por Netflix y publicó el libro El chico del fin del mundo. Ahora, con 30 años recién cumplidos, se anima a nuevos universos creativos sin abandonar el trabajo con las clientas en su atelier de Buenos Aires.

–¿De qué se trata Bendita Moda?

–Es un programa totalmente virtual y para mí es un honor porque amo E!. Toda la parte grosa de mi cultura pop nació con ese canal. Lo hacemos con Fran García Huidobro. Somos dos personas que hablamos en un ida y vuelta sobre la moda pero con un approach más inclusivo. Es decir: no vamos a explicar qué es la apertura mental y decir que todos están incluidos, sino que ya lo dejamos sentado. Es para que todos se sientan cómodos, no como un sistema de reglas de “vos sí” o “vos no”. Eso lo veo muy demodé. Cuando empecé a usar tacos a los 20 años lo hacía como algo muy natural, y ahora soy conductor, entonces no vamos a decir: “Llegó la moda sin género”. No es como era antes, por ejemplo “Fashion Police”, sino que la crítica nace a partir del amor.

–¿Te sigue pasando que te pregunten por qué te vestís “de mujer”?

–No me pasa con frecuencia, tal vez, si no me lo están preguntando, es porque tienen respeto. Soy un chico intenso, super histriónico, nunca me sentí mujer, pero uso tacos. Creo que esa forma de ser ayudó a que la gente empiece a cambiar el paradigma, porque cuando sos gay y usás tacos se te va mucho la imagen del varón y cuesta más tener relaciones con hombres. Entonces, la continuidad de ese proceso es “sí, usa tacos, pero es un pibe”. El otro día subí una historia en Instagram en la que estaba haciendo pis de parado y todos se reían, porque los que no me conocen en persona imaginan una cosa más femme de mí. Y la realidad es que no, por eso está bueno seguir desarmando. Especialmente en la comunidad gay donde no somos muy open mind, eso es una mentira, es la más cerrada del mundo. Ahí es donde me gusta ayudar a deconstruir la idea.

–En la moda local está el discurso de la inclusión y la diversidad pero vas a un desfile y no hay personas trans desfilando. ¿No te parece un poco “careta”?

–Totalmente. Hay una idea de hacer todo un marketing y encima subirse al tren de la inclusión cuando ya se puso de moda… Me gustaría que la gente sea más atrevida. Acá nadie se atreve a nada, hay que esperar a que alguien se anime a hacerlo para que se copien. Con toda humildad, yo lo hago y ni siquiera como algo desafiante sino porque soy así. Esa actitud es tal vez la que la gente valora de mí.

–De hecho hay algunos chicos que parecen clones tuyos, ¿cómo lo tomás?

–Si veo a alguien que es un éxito o le está yendo bien y se copia de mí, me hago amigo. Voy y le doy un beso. Es un poco molesto, pero que me tengan de referencia me genera amor. Nunca voy por el lado de la agresión.

–Acá hay un “principado” de diseñadores, están los más mediáticos y después los llamados “de autor”, ¿te sentís parte de eso?

–Siento que soy ajeno a los dos grupos, hasta soy diferente en ese sentido. No soy ni Jessica Trosman ni Jorge Ibáñez. Si lo comparo con un sistema solar, ellos están cerca del sol, y yo soy Plutón. Estoy en la tele pero no soy ellos, estoy en el circuito de los élite, pero no soy de élite. Nunca voy a encajar. Hay cierto esnobismo en el grupo de élite y divismo en el mediático.

–Cuando empezaste a ser más conocido ¿se te acercaron amigos por interés?

–Sí, recién ahora comencé a darme cuenta, después de experiencias con personas que me estaban usando, que venían “por el pancho y la coca”. La gente tiene un mambo con la fama, no yo. Voy por la vida feliz, abrazo a la gente, soy Xuxa. Es como que tienen una tara con el éxito, con el “cómo hizo”, “cómo hace”, “cómo vive”. Es un entorno con el que hay que tener cuidado, porque te ofrecen cosas, te dan su casa, te invitan de viaje, están cegados.

–¿Cuál es el intercambio?

–Nunca nadie me dice que le haga una “story”. De hecho les da vergüenza que lo haga, pero te das cuenta de que recibís un montón de cosas de todos: gente, sexo, fiestas. Y siempre fui una persona que no soporta que le den cosas gratis. Nunca fui de utilizar a la gente. Eso es muy de mormón. A mí el lujo no me impresiona. De chico aprendí que las cosas tienen un valor. Si me doy cuenta de que me están usando, me doy vuelta como una media y el otro queda incómodo.

–Volviendo a tu educación religiosa, ¿te quedó algo más?

–No voy a la iglesia, pero me quedaron los valores muy bien marcados. La ética de trabajar un montón y respetar tu cuerpo. Si me pongo en pedo y hago cualquiera, tengo la conciencia de que no me estoy respetando. También de no depender de nadie. Por eso creo que me fue bien. Todo eso viene de los mormones, me quedaron muy instalados los valores y lo moral también, con quién tengo sexo.

–Eso tiene que ver con que sos monógamo, ¿o practicás el poliamor?

–Antes tuve un universo de joda y trabajo, ahora estoy en una etapa más zen, como que estoy aterrizando.

–Se te escucha más conservador, ¿te interesaría tener una familia? ¿Hijos?

–No, no creo que esté capacitado en este momento. Mi ideal es tener un perro o un gato, un novio y me iría a Europa. Vivir la vida con una copa de champagne. Soy el tío que te da el regalo, no el tío con hijos.

–¿Apareció alguno de los compañeros que te hacían bullying en la primaria y la secundaria?

–Sí, cuando te va bien para la gente sos Jesucristo. Se nota, y a veces me pega mal, pero no me sale ser vengativo, aunque lo diga, no me lo creo en el corazón. Todos, incluso el que más odiaba, están embobados con mi carrera, así que no puedo decir nada.

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