Marca todo lo que tiene que ver con la vida cotidiana, con los consumos, los símbolos y la forma de expresión» dice Rosana Leonardi, investigadora, titular de Historia I y II en la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil (UBA), después de la conferencia que brindó en el Museo Nacional de la Historia del Traje, a propósito de la indumentaria en tiempos de la Revolución de Mayo.
A través de la iconografía: imágenes en distintos sostenes (pinturas, por ejemplo) y de documentos (testamentarios y judiciales, entre otros) rastreados en el Archivo General de la Nación, Leonardi y su equipo reconstruyen cómo era la moda que llevaban los hombres y las mujeres en 1810; texturas, tipologías, usos difundidos e influencias.
¿Cómo empezó a trabajar ese aspecto de la historia?
Empecé en 1993, primero incursioné con el Diseño Gráfico y a partir del 2000 comencé con la Historia de la Indumentaria y cuando me hice cargo de la cátedra, noté que había muy poco investigado sobre el siglo XIX en Argentina, entonces me pareció que era algo interesante para hacer. Saber de qué se trataba, qué materiales e incluso qué ideología circulaba en torno de la indumentaria. Y a poco de empezar a investigar, nos dimos cuenta que en la primera mitad del siglo XIX la indumentaria es fundamental para entender los usos políticos.
En la exposición mencionó que además de «ser» había que «parecer» revolucionario ¿Cuáles eran las características en ese sentido?
El talle imperio para las mujeres y el traje para los hombres. El tema del pelo; eso del descuidado pero cuidado. El varón se dejaba el pelo más largo y la melena un poco arremolinada, a la francesa. Y las mujeres querían parecerse a una escultura griega. Recogían todo el pelo con una tiara, y algún buclecito que les saliera por el costado, también como prolijo y desprolijo. Frente al arreglo propio del español, de los mayores.
Rréplicas de la Vida Cotidiana en la Antigua Buenos Aires que se expuso en el Cabildo inspirados en el pintor Emeric Essex Vidal Rréplicas de la Vida Cotidiana en la Antigua Buenos Aires que se expuso en el Cabildo inspirados en el pintor Emeric Essex Vidal
¿Llevaban accesorios?
Había un poco de todo. Las mujeres utilizaban collares de perlas, y como una especie de camafeo y los varones los jabots, como antecedente de la corbata. Esas gasas anudadas al cuello. También aparecieron los distintos sombreros. Se da una contradicción; la revolución fue en términos políticos, pero la mujer sigue saliendo a la calle con la cabeza tapada.
¿Había mujeres que transgredían las reglas y eran audaces en la propuesta vestimentaria?
Claro, pero para que no se den cuenta que eran mujeres se vestían de hombres. Para que nadie les objetara por qué estaban ahí o que se jugara el buen nombre de la familia. Se trataba de pasar desapercibida y de poder gozar de los espacios que les estaban permitidos a los varones. El caso más notorio va a ser el de las «cuarteleras» en las guerras de la independencia que a menudo usaban una pollera y arriba tenían una casaca de soldado. La función principal era; limpiar, dar de comer a los soldados, coser. Pero hay algunas historias que cuentan que frente a la amenaza agarraban el fusil y tiraban. El caso más emblemático es el de Juana Azurduy.
Pensando en la idea que hoy tenemos de las tendencias, ¿cómo se enteraban qué se usaba?
Primero con la dominación llegaba vía España y también con el contrabando llegaban vía Francia. Ese es el otro fenómeno importante que existió en Buenos Aires. Venían textiles, indumentaria y también algunos periódicos, en cuenta gotas, pero llegaban. Por ejemplo (Manuel) Belgrano estudió en España en 1789. Estaba ahí, cerca de la Revolución (Francesa). Si bien hay mucha teoría que dice que al Río de la Plata no llegaba -de primera mano- la literatura revolucionaria, muchos jóvenes estaban estudiando en España para esa época. Y de alguna forma eso les llegaba. Tal vez mediatizado por la ilustración católica, pero también hay que pensar que entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, hubo una gran circulación de libros prohibidos.
Museo Nacional de la Historia del Traje Museo Nacional de la Historia del Traje
Hoy se sigue discutiendo si la moda argentina mira o no a Europa, ¿cómo era en esa época? ¿había rasgos locales?
Si el talle imperio que se usaba en el Río de la Plata, era más corto, dejaba ver los tobillos y se le adosaba una mantilla. Eso era típicamente local. Había mixtura todo el tiempo. Imagino que cuando un viajero llegaba a Buenos Aires encontraba gente vestida de formas distintas. Y ni que hablar del poncho. Los blancos y con líneas rojas eran los más caros porque se tejían con la lana más torcida. Servían tanto para abrigo, como para aislarse de la lluvia. Los más baratos eran unos que se llamaban calamacos y tenían una trama un poco más abierta. Los documentos muestran que las distintas clases sociales, dentro de su guardarropa, tenían ponchos. Las mujeres solían usarlo para las situaciones de viaje. Es lo que más les llama la atención a los viajeros y en el caso de la indumentaria rural, el chiripá y las botas de potro Para las primeras décadas decían que las damas vestían a la francesa y los jóvenes a la inglesa y siempre hacían referencia a las mantillas, como algo que no les cuajaba con lo que veían en Europa. Esa sumatoria de elementos no se dio en otro lugar. La continua hibridación, es una de las características de Latinoamérica.
La moda tiene ciclos y se dice que «siempre vuelve», en este caso ¿cuándo volvió la moda de la Revolución de Mayo?
En la década del ’30 cuando Rosas es gobernador de Buenos Aires. Él hace una recuperación simbólica de elementos hispanos. ¿Frente a qué? A la influencia francesa que viene de la mano de la generación del ’37. Entonces ese gesto tiene que ver con ese incipiente -entre comillas- nacionalismo, aunque no todavía en términos técnicos. La idea era recuperar el 25 de mayo con algunos gestos que él considera criollos.
Moda y danza
Hoy a la tarde el Museo Nacional de la Historia del Traje celebra el 25 de mayo invitando disfrutar del ballet folklórico del Buen Ayre y una visita guiada para conocer la colección permanente.
¿Dónde y cuándo? Desde las 16 hs en Chile 832, CABA