El eterno retorno del pied de poule

La colección “Toomynow” de Tommy Hilfiger presentada en el teatro Apolo de Harlem, en el marco de la semana de la moda de Nueva York, contó, una vez más, con la colaboración de la ultra masiva cantante y actriz Zendaya. 

En una puesta espectacular, la pasada incluyó modelos con diferentes talles, en su mayoría mujeres afrodescendientes. Lo singular de esta presentación fue que las denominadas plus size no fueron la excepción sino que alternaron en un elenco realmente inclusivo sobre la espaciosa pasarela que vibró con una banda en vivo y efectos luminosos para dar clima setentoso.

Entre lo visto se destacaron las prendas (pantalón pata ancha, sacos espigados, blusas con lazos y vestidos midi) en sedas, terciopelo y cuero. En cuanto a los estampados hubo: símil snake, tartan, polka dots y especial primacía del pied de poule (pata de gallo, en francés). Siendo este último un clásico que se vuelve tendencia para esta temporada. Cómo nace este textil inmortalizado por firmas como Dior o Chanel y revisitado infinitas veces, con alternativas en cuanto a texturas y colores, lo mismo en cuanto a las tipologías.

“Este diseño proviene de tejidos tradicionales escoceses donde trabajaban con hilados de lana con un despliegue amplísimo de combinaciones. Entre ellos encontramos el clásico pied de poulé y el príncipe de gales, que si observamos su construcción, en pequeños espacios, también en ese aparece el pie de poulé. Estos motivos cobran relevancia cuando la moda los resignifica”, dice Marisa Camargo, docente y directora de la carrera de Diseño de Textil en la facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires.

Es un dato además que este textil no fue tomado como símbolo por ningún clan como pasa habitualmente con los tartan, y en darlo a conocer cumplió un rol muy importante Eduardo VIII. Conocido por su atención especial a la vestimenta, el duque de Windsor usó este textil en la década del 30.

También llamado houndstooth, dado su origen sajón, el pied de poule es una combinación de hilado en la estructura del tejido plano: un entrelazado perpendicular de hilos donde la urdimbre son los hilos verticales y la trama los horizontales. Estos se entrelazan a través de un orden en el que la trama pasa por arriba o por abajo de la urdimbre y se forma el dibujo. Ese entrelazado es una sarga Batavia en la que pasan dos hilos de trama por debajo de la urdimbre y dos por arriba, avanzando un hilo de urdimbre en cada pasada. La particularidad es que la disposición de los colores de la urdimbre y de la trama tiene que estar en bloques de a cuatro hilos, tanto en una como en otra.

¿Este eterno retorno permite leerlo como un clásico? O ¿no es más que una tendencia? «Este motivo como otros es un clásico que siempre suele aparecer, pero relacionado a una resignificación, como decía antes, que los diseñadores aportan a la identidad de sus colecciones. Por ejemplo: Cocó Chanel lo impuso a fines de la década del 20, asociado al lujo pero la mayor relevancia se observó con Dior, en los 50, como una manera de enfrentar un periodo de postguerra», explica Carmargo y agrega: «la utilización de ambas marcas hay que leerla en el contexto en el que se hicieron: Chanel rompió con el estereotipo masculino-femenino en un momento en que la cual mujeres salían a exigir sus derechos y en el caso de Dior, la recuperación de la figura femenina en una época clave donde la mujer tuvo que suplir roles que estaban asignados a los hombres».

En la última década este volvió con fuerza en 2013 y 2014. Lo tomaron Dior, Michael Kors y la misma Tommy Hilfiger. Y a lo largo de su historia hubo figuras que lo hicieron célebre, sobre todo en los años 40 y 50. Alcanza con recordar a Audrey Hepburn, Lauren Bacal, Eva Perón y más próxima en el tiempo Cristina Fernández. La ex presidenta argentina usó con frecuencia este motivo en sacos, sobre todo, en variantes de colores que oscilaron entre el clásico blanco y negro, además de combinaciones en amarillo y violeta. 

Muestra

La reciente exhibición «Animalia», montada en el Museo Nacional del Traje, al tomar como tema el reino animal y las diferentes interpretaciones en moda, por supuesto que también tuvo pied de poulé. Se trató de un conjunto de saco y pollera en una versión poco frecuente de blanco y amarillo.

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