El retorno en un film y un show hecho con un holograma de ella. Por qué fue un emblema de la moda. Cómo construyó su estilo.
La Divina está de regreso. El talento extraordinario de María Callas, retornó a Buenos Aires, aunque parece que nunca se hubiese ido. Tras 70 años de su primera presentación en el Teatro Colón con Turandot, está vez lo hizo a través del documental “María Callas: en sus propias palabras” (Callas by Callas) y de la sorprendente puesta en escena de ella misma en formato holograma en el escenario del Gran Rex, el miércoles por la noche en el espectáculo «María Callas in Concert».
Tras 41 años de su muerte, su voz está más viva que nunca. Al menos de eso da cuenta el director Tom Volf durante todo el film que muestra a la eximia cantante desde su niñez en Estados Unidos, su adolescencia en Grecia y sus frecuentes viajes para presentarse en París, Roma y Nueva York.
Al ver a Callas, queda muy en claro que al talento arrasador hay que sumarle la presencia descomunal en el escenario. Así es: verla le quita el aliento a más de uno. Eso mismo pasó- incluso- con la versión del holograma vista esta semana, que apenas apareció arrancó suspiros desde la platea y logró que los más audaces piropearan a la cantante aún sabiendo que no era más que un juego de luces láser.
Callas fue figura repetida de las portadas de los principales diarios del mundo, no solo por sus dotes para el canto sino también por los berrinches que la llevaron a retirarse en varias oportunidades del escenario; por su historia de amor y desamor con el multimillonario Aristóteles Onassis; y por supuesto,también, por su estilo único y su garbo.
Inolvidable el delineado de sus ojos rasgados que hacían que su mirada fuera aún más penetrante, lo mismo se puede decir de los sombreros y los tocados. Ella fue una figura emblemática del arte de los años 50 y 60 principalmente, en coincidencia con la moda de la época vistió Christian Dior, Helen Rochas e Yves Saint Laurent.
Hay que recordar, además, el funeral de Yves Saint Laurent, en el 2008, donde se escuchó el registro de su interpretación de un aria de la ópera Norma, o el homenaje a Callas en las remeras de la colección AW 2010 de los Dolce&Gabbana con el rostro de la cantante.
Otro nombre del mundo fashion, y quizás el más importante para Callas fue el de la diseñadora italiana Elvira Leonardi Bouyeure más conocida como Biki. Ella, que además era la nieta de Giacommo Puccini, transformó el estilo inicial de la cantante y no solo la vistió en el escenario sino que la asesoró en todos los ámbitos de su vida hasta que se convirtió en un referente de estilo. La semejanza con los outfit de Audrey Hepburn no serían pura coincidencia.
Fanática de las joyas llevó las de Ennio Marangoni, marca que luego fue comprada por Swarovski, y es dato que una parte de dicha colección estuvo expuesta en Buenos Aires en el 2006. También supo llevar las de Van Cleef & Arpels y Cartier.
Las dos piezas, tanto la presentación a través del holograma como la película (en cartel) dan cuenta de la corta pero intensa vida de Callas que murió en Paris a los 53 años. Y las imágenes que las componen explican muy bien por qué puede ser considerada como un verdadero ícono de la moda del siglo XX.