El derrotero creativo de Paula Giecco, factótum de la firma de accesorios Finn, empezó desde el mismo momento en que su papá le llevó un recorte que refería a un curso de joyería. Tiempo después esa sugerencia se transformó en un oficio. La diseñadora, que tomó prestado el apellido de su bisabuela irlandesa para darle el nombre a la marca, hace collares, pulseras y clutches, entre otros, que además de venderse en la tienda del Metropolitan Museum of Art de Nueva York, ya participaron de una exposición en homenaje a Picasso en el MoMA de San Francisco y fueron paseadas por la actriz Érica Rivas en la alfombra roja de Cannes. Si bien Giecco se formó en Relaciones Internacionales también estudió en el Fashion Institute of Technologhy, en Manhattan; además, hizo un taller de joyería tradicional, para trabajar en plata y oro, mientras vivía en San Pablo. Pero develó por dónde iría lo suyo cuando trabajó para el diseñador japonés Akira Isogawa, en Sidney; entonces se metió de lleno en el uso los materiales que hoy definen su trabajo, la baquelita, por ejemplo, el plástico típico de los años 30. Hoy suma un plástico más contemporáneo, el acrílico. Desde este mes, una edición de sus piezas están en la tienda Malba.
-¿Por qué acrílico?
-Me interesa otro tipo de joyería, y el acrílico es un material que se adapta a una posibilidad de expresión mayor. No es caro, es liviano, es gestable en el tiempo. Hay un montón de características técnicas que me cerraron.
-¿Cómo llegaste a ese material?
-Empecé a investigar, entre los plásticos, qué podía funcionar y salió el acrílico. Quería escapar de los temas y materiales tradicionales de la joyería. Una flor le gusta a todo el mundo, pero ¿cuántas flores más podemos hacer? Ya hay gente que las hace muy bien. Me interesaba la originalidad y la expresión.
-¿Tiene que ver con la idea de un nuevo lujo?
-Totalmente. Y se puede trabajar en otras escalas, porque los metales llevan a un formato más chico. Por eso, esta elección.
-¿Qué se expresa a través de sus joyas? ¿Qué representan en la vestimenta?
-Mi intención es que expresen algo más allá de la exhibición de una determinada posición social. Y en esto incluyo todo tipo de piezas, hasta los clutches que también son considerados piezas de joyería. Y esto es algo importante porque tiene que ver con salir de los usos habituales de la joyería. Intento que mis piezas de joyería cuenten una historia, que signifiquen algo especial y personal para quien lo prefiere y se lo lleva, más allá de los símbolos que pueden estar de moda. Trato de salir de lo figurativo e inspirarme en una época, o traer algo anterior y darle un tratamiento contemporáneo. Mi colección Divas tiene que ver con las joyas icónicas de las grandes divas de los 50. Recuerdo haber ido a ver el collar de Liz Taylor en Christie’ s y pensar que en la actualidad es imposible que alguien use algo así.
-¿Cómo es una joya para una diva actual?
-Liviana, que se puede llevar todo el día y se puede usar en cualquier ocasión. Es una mirada más transgresora. Tal vez tiene más que ver con el estado de ánimo. La versatilidad es uno de los objetivos de esa colección. Con una nueva joya, contemporánea, en materiales no convencionales, se puede ser una diva en cualquier momento.
-¿Y los divos? ¿Pensaste en hacer accesorios para hombres?
-¡Los divos! (risas) Muchos son galeristas. Me piden cosas para el escritorio, también cajas para guardar relojes y las hago a pedido.
-¿Cómo definís a las chicas que buscan Finn, tu marca?
-Les interesa otra cosa. No es solamente el par de aros que las puede hacer quedar lindas. Es algo personal, hacen otro tipo de búsqueda.
-Viviste en Nueva York, San Pablo y Buenos Aires, tres metrópolis, ¿cuánto tuvieron que ver a la hora de diseñar?
-Tanto la inspiración como la gente a la que le hablo pueden estar en cualquier lado. Es mi característica. Quizás tomo un tema local pero que resuene internacionalmente. En la colección Ideal tomé en cuenta los azulejos de los bares que conoce todo el mundo, o en Metrópolis que partió de la obra Francisco Salamone D’Anna y derivó en el art déco. Vivir en esas ciudades me formó. La búsqueda de lo distinto u original puede estar en cualquiera de esos lugares y claramente tiene aceptación. No importa que se geste acá o allá. Hoy el gran desafío es vender por Internet y llegar a todo el mundo. La venta online es una realidad. Cambió la experiencia de compra y la gente compra de otra manera; va a un local, eventualmente, sabiendo lo que quiere porque ya lo miró antes.
-¿Cómo ves al público local?
-Muy informado, actualizado y hasta sofisticado en determinados círculos. Mis clientes están tanto acá como allá. Se quieren diferenciar, quieren algo propio.
Presentación
Desde esta semana, Finn se encuentra en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Son 50 piezas únicas de sus colecciones Ideal, Pandora y Metrópoli, que exhiben su minucioso trabajo de composición, engarce y engamado. Geométricas, ópticas, se trata de elaboradas series de anillos, aros y colgantes en coloridos y originales puzzles, hechas a mano en resina acrílica.