Colores shocking, brillos y cortes sexies quedarán grabados por siempre en la memoria de una generación
Pocos estilos de cabellera se volvieron tan imborrables para la cultura de masas como el de Raffaella Carrà: corte bob, rubio platinado y con flequillo. Modo que, sin dudas, sigue siendo recordado por los niños y adolescentes que durante las décadas del 70 y 80, admiraron y emularon a la actriz y cantante que murió a los 78 años. Aunque, más allá del pelo, aquello que se volvió memorable es el gesto, el de agitar la cabeza hacia adelante y atrás, al son de las canciones que la hicieron célebre en todo el mundo.
«Creó su propio carácter y un estilo muy preciso», expresa la italiana María Luisa Frisa, autora de «Las formas de la moda. Cultura, industria, mercado». «Ella fue una showgirl en todo momento y lugar -analiza- y fue Luca Sabatelli, su diseñador de vestuario, quien creó la silueta con la cintura estrecha, los hombros anchos y una falda ligera. Siempre dispuesta a bailar», agrega. Y la experta en moda, hace referencia a las tipologías más propias de una gimnasta artística, con privilegio de la comodidad, combinadas con las más glam de la época.
La composición estética de Raffaella incluyó mono prendas, maillots, primacía del rojo, dorado y blanco, además de colores shocking, lycra, lentejuelas y escotes pronunciados al frente y sobre todo en la espalda. «Supo interpretar su tiempo y dio forma y estilo al deseo de libertad, era sexy pero al mismo tiempo familiar y divertido», reconoce Frisa. ¿Qué rasgos de su vestimenta siguen vigentes? «Todas las imágenes de los ochenta que ella representó; el rubio bob, el ombligo afuera, y los shorts» concluye.
Fue tal la trascendencia del modo de vestir de Raffaella que tres años atrás en coincidencia con su cumpleaños 75, fue homenajeada en «Iconoclastas. El estilo de Raffaella Carrà a través de los trabajos de diseñadores y estilistas», la muestra realizada en los Estudios Cinecittà en Roma, que contó con la exhibición de cuarenta trajes seleccionados entre cuatrocientos de un archivo histórico conformado en torno a la artista, además de cien bocetos de sus vestidos.
Esta mañana la reina italiana también fue recordada por sus coterráneos, referentes de la industria de la moda contemporánea. Entre ellos se destacan Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino, la influencer Chiara Ferragni, y Alessandro Michele, diseñador a cargo de la casa Gucci.
Venir al sur
Raffaella no solo visitó Argentina en varias oportunidades tanto para conciertos como para participaciones especiales -entre ellas la que hizo en «La Noche del 10», el programa conducido por Diego Armando Maradona- sino que además, en 1980, trabajó en el film «Bárbara», junto a Jorge Martínez dirigida por Gino Landi. Respecto de esa película, resulta inolvidable una especie catsuit rojo, con transparencias y arnés de plumas que llevó en una de las escenas de apertura de la historia y que confirma por qué también para estos lares se transformó en un ícono de estilo.
«Era como un relámpago», asegura Juan Miceli, diseñador de indumentaria y artista italo argentino. «No solo por las texturas (paillettes, rasos y elastizados) sino porque la vestimenta que usaba cubría muy poca piel, eso era un flash, más allá de si usaba una malla strapless o no, siempre enfundada en brillo», agrega. Para Miceli, es un dato muy presente, además, que hablaba descaradamente de temas que no eran para nada frecuentes en el contexto de la dictadura. Y que las letras de las canciones aludían a la liberación de la mujer, el cuerpo y el deseo. «Fue pionera en una estética en la que después bregó medio mundo; lo de Susana (Giménez) y los teléfonos, pero también ‘Las gatitas y los ratones de Porcel’, un montón de cosas de esa época estuvieron influenciadas por ese diseño de vestuario», concluye.