“Venimos de Tropicalia, una explosión de estampas y de conceptos orgánicos y fluidos. Por eso, ahora, necesitaba generar un contrapunto y buscar desde la abstracción y lo geométrico” dice Mariana Dappiano y así explica por qué el arte Madí es la inspiración de la nueva colección que estará presentando el viernes 15 de marzo a las 12.30 hs en el Salón Piano Nobile del Palacio Duhau.
Hacer foco en un movimiento artístico ya es un modo de exploración conocido para Dappiano. Lo hizo el invierno pasado cuando eligió poner el ojo en el Dadaísmo. Ahora, dice del Madí: «es un movimiento que desde la rotura del marco, la línea y la curva no abandona el color. Eso es algo que a mi me nace naturalmente, me interesa y del cual no puedo prescindir”. De acuerdo a esto último, anticipa que los tonos serán: rojo, bordó, anaranjado en contraste con verde, mostaza, camel y grises.
En cuanto a las tipologías habrá tapados, chaquetas y vestidos largos. “Prendas que no son al cuerpo, aunque lo acompañan desde un lugar menos volátil y más geométrico y estructurado. Incluso los plisados están dentro de las líneas rectas”. Hechas en morley, lana, jersey, micro neoprene, además de seda estampada y jacquard.
Las estampas, rasgo indiscutido de Dappiano y de su marca homónima, son creadas en un homenaje a los pintores del Madí, aunque resignificadas. “Lo geométrico y lo abstracto me interesan porque es una forma de contar y no necesariamente remite a algo literal. Se trata de jugar con los planos, las líneas y el color. Es un mundo que funciona en sí mismo eso es también lo que me atrae del Madí, que la obra empieza y termina en sí misma”, sintetiza.
Influencia
El Madí, en tanto vanguardia, tuvo lugar en Argentina a fines de la década del 40. Comprendió diferentes disciplinas: dibujo, pintura, música, escultura, poesía, arquitectura, novela, danza y teatro. Sus referentes fueron Gyula Kosice, Rhod Rothfuss y Arden Quin, entre otros.
Si bien se generó en el contexto del Rio de la Plata también tuvo repercusión en el exterior, con exponentes y desarrollos en París, al mismo tiempo que en Buenos Aires. «Madí se atreve a durar. Guarda intacta su fuerza de anticipación. Ejerce su influencia, y puede demostrarlo con su obra y sus teorías», se expresaba en una publicación que homenajeó a esta corriente 15 años después de su aparición.