Las tres visitas de Kenzo Takada a la Argentina representan un breve resumen de los hitos de su carrera. La primera alude a la moda y a cómo se convirtió en uno de los diseñadores más renombrados en las décadas del 80 y 90. En ese contexto, en 1993, abrió su primera tienda en Buenos Aires.
La segunda, en 2009, refiere a la inauguración de su muestra de pinturas en la galería porteña Lordi Arte Contemporáneo.Y la tercera fue hace dos años, cuando llegó al país invitado por Avon para presentar su último perfume.
La apertura del local de la marca, en el shopping Patio Bullrich, además de coincidir con el desembarco de firmas internacionales, estuvo en consonancia con el furor de la carrera de Diseño de Indumentaria y con la pasión que Takada causaba en los jóvenes diseñadores, que también de este lado del mundo encontraron en él un modelo aspiracional de la moda de la época.
Entre ellos, Laurencio Adot, quien además de haber estado en la inauguración fue un fiel cliente de Takada: «Admiré su visión de empresario y que supo cuándo tuvo que vender y retirarse», expresa Adot, y agrega: «Él logró masificar lo oriental y, dentro de lo exclusivo, volverlo algo único. Eran maravillosos sus casimires, sus pañuelos y su arte».
Si bien el primer local de la firma cerró sus puertas en 2000, tuvo su revancha en 2007, aunque esta vez su estadía fue más breve que la anterior y se extendió solo hasta 2012, cuando la marca abandonó el país definitivamente.
En 2009 el diseñador japonés regresó por invitación de Alejandro Lordi, dueño de la galería homónima y amigo personal de Takada, quien lo invitó a exponer su arte en su flamante espacio en el barrio de San Telmo. La exhibición estuvo conformada por obras de importantes dimensiones. En su mayoría eran esculturas y dibujos que aludían a la moda, realizados en acrílico y óleo; además utilizó la técnica del collage, con telas diseñadas por el mismo creador.
Tras haber exhibido en Alemania y Marruecos, esa fue la primera muestra que hizo en Latinoamérica; contó con la presencia de Marta Minujín, Rogelio Polesello y María Kodama, entre otros referentes de la cultura local. «Él empezó como dibujante, primero en moda, y cuando vendió su marca se dedicó al arte», comenta Lordi, mientras recuerda la enorme repercusión que tuvo la exhibición.
En su último paso por Buenos Aires, además de ser parte de la espectacular presentación de su segunda fragancia, en el Hotel Alvear Icon en Puerto Madero, situación en la que el diseñador conversó y aceptó fotografiarse con decenas de seguidoras, también fue reconocido en una extensa charla pública realizada en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
«Para mí era muy fácil diseñar, dibujar, hacer croquis, aunque después de tener éxito empecé a encontrar dificultad. Entonces recurrí a mis recuerdos, a los viajes realizados y a recorrer museos, hice de todo para encontrar inspiración», contó Takada en ese encuentro.