Si la historia empieza por el final es la de Jean Paul Gaultier, vestido con un overall navy, sonriente y visiblemente emocionado. Así el niño terrible de la moda, cerró ayer la celebración de sus 50 años de carrera y se despidió, a su vez, de la marca haute couture y -al menos por ahora- de las pasarelas.
A los 67 el diseñador galo montó un show que contó con las presencia de sus musas más queridas, entre ellas; Dita Von Teese, Coco Rocha y Rossy De Palma. Inevitable, con esta última el flash back a las películas de Pedro Almodóvar.
En la noche parisina del miércoles y en un Théâtre du Châtelet colmando de espectadores que no escatimaron en aplausos y alaridos, el espectáculo revisteril que tan bien suele, o solía, llevar Gaultier arrancó con un féretro transportado por bailarines y con Boy George cantando en vivo.
Es un dato además que el elenco de artistas que formó parte de este show que quedará en la historia grande de la moda contemporánea, fue elegido a través de un casting abierto convocado por la firma. En la hora que duró el desfile, hubo referencias marineras, hombres, mujeres y transgénero montadas en tacos de esos que parecen imposibles y que solo se le toleran a la cabeza creativa de Gaultier, además de denim, corset, y tocados.
¿Qué le debe la moda a Gaultier?
La irreverencia que lo caracterizó desde que dio sus primeros pasos, lo mantuvo vigente durante cinco décadas. El uso de las faldas para los hombres será uno de sus yeites más recordados, unas cuantas décadas antes de la cada vez más expandida tendencia genderless, así como los senos puntiagudos que inmortalizó Madonna.
Gaultier demostró ser un creador de moda sujeto a sus deseos, un hombre que se expresó por la libertad y la diversidad, siendo consecuente y coherente desde sus comienzos en la década del 70 hasta ahora. Alcanza con recordar la muestra “Amor es amor”, presentada en el 2018 en el Centro Cultural Kirchner, a donde pudo contemplarse su manifiesto apoyo al matrimonio igualitario con una treintena de trajes de novia que además daban cuenta de su extensa carrera.
“Hay demasiada ropa. Todo, incluidas las marcas, es masivo, como si fuese Carrefour. Y tenemos que dejar de consumir tanto. No es algo malo per se. Simplemente debemos adaptarnos, ser más concisos: hacer poco y bien”, dijo en una entrevista al diario El País, a instancias de su desfile anterior, en julio pasado. Y así procuró dejar bien en claro que además, es un diseñador lúcido que puede leer su tiempo y entender a dónde está parado. Eso hace pensar que más que una despedida final esta haya sido una manera grandilocuente de cortar con la moda como la conocemos hasta ahora.
Algo insoslayable es que para esta ocasión, Gaultier trabajó con su propio archivo de colecciones anteriores para desarrollar esta nueva, y última, a su cargo, con materiales de prendas ya existentes a través del método del upcycling. «¡Adiós al flamante nuevo, bienvenido al flamante viejo! Lo que hice sin medios cuando empecé, lo vuelvo a hacer hoy con mi patrimonio para dar vida a creaciones nuevas» dijo en el comunicado oficial de Puig, la empresa dueña de la marca.
Solo queda esperar que este «adiós», no sea más que un «hasta luego» y que Gaultier retorne volviendo a sacudir la escena fashion.