En un escenario global cada vez más hiperconectado, la tendencia impulsa a estudiar carreras de grado, posgrado y cursos cortos de especialización en moda en las capitales fashion por excelencia: Londres y París. Y a éstas se suman Milán y NuevaYork, además de Amberes y ciudades asiáticas «En la Argentina hay buenas carreras de diseño de moda, pero creo que cuando terminan, a veces, les falta redondear con algo de negocios», opina Federica Levrero, asesora educativa y representante en el cono sur del Instituto Marangoni (de origen italiano, con sedes también en Francia y el Reino Unido). Los que viajan habitualmente tienen entre 18 y 35 años, suelen ser estudiantes de grado, diseñadores de indumentaria recién recibidos, otros ya en actividad (incluso con firma propia) y fanáticos de la moda en general. Buscan formarse en estrategias empresariales, conocer cómo se hace y comercializa una marca de lujo, aprender marketing de moda, especializarse en confección de zapatos o accesorios, y algo tan simple e indispensable en este momento para cualquier carrera como es relacionarse con otras formas de ver el mundo. Así se da un ida y vuelta entre los saberes que se difunden en sitios fundacionales y la mirada de los alumnos argentinos que «desde la perspectiva académica y cultural aportan un sentido de la creatividad que es muy interesante», según Jean-Baptiste Andreani, director de la Internacional Fashion Academy (IFA), con sede principal en París. «Los estudiantes argentinos van muy decididos, son conscientes de la oportunidad y se esfuerzan por trabajar mucho», sintetiza Levrero.
LEILA SOBOL
«Desde chica supe que quería especializarme en moda» ese deseo se cumplió en 2012 cuando fue a estudiar a España, con un título de periodista (TEA) y otro de la Universidad del Salvador. Optó por el curso de posgrado Marketing y Comunicación de Moda y Lujo, en el marco de un convenio entre la revista Elle y la Universidad Complutense de Madrid. En esa primera instancia, para Sobol fue enriquecedor encontrarse con periodistas de Francia, Shanghái o Nueva York y tomar clases hasta con la directora de comunicación de Chanel que venía desde París y otras «personas muy metidas en la industria de la moda y que jugaban en las grandes ligas», cuenta. El programa incluía un Seminario sobre Fashion Films, algo muy poco explorado -por ese entonces- de este lado del océano. «Con 15 chicas de la facultad organicé una revista digital. Me sorprendió que mis compañeras, sobre todo las españolas, decían: ‘Tenía que llegar una argentina para hacerlo’, esa chispa emprendedora, creo que fue el mayor aporte’.»
SILVANA BARRIOS
Hace poco más de dos años, mientras visitaba la Feria de Calzado Bread and Butter en Alemania, se dio cuenta de que era un buen momento para darle continuidad a su viaje y profundizar sus estudios. Si bien Silvana ya se había graduado en la carrera de Diseño gráfico (UBA) y estudió con maestros zapateros en Buenos Aires, sabía que para el desarrollo de su empresa era central empaparse del expertise que pueden tener los europeos. Eligió hacerlo en Milán y se inscribió en el Footwear Collection Desing Course en la escuela Ars Sutoria. El plan de estudios abarcó trabajo en diseño, colecciones y marketing. «La experiencia fue excelente -cuenta-, la recomiendo». Recuerda que en el encuentro con sus compañeros se impactó al contrastar la diferencia en la escala; uno de ellos, por ejemplo, era nieto del fundador de una de las firmas más grandes de Pakistán con 150 locales de venta. En ese ida y vuelta, entre las grandes empresas y su propio emprendimiento, exprimió la cursada al máximo, como si se tratase de una «consultoría», y así indagó en todo aquello que hoy le es útil para su marca.
CONSTANZA LABANCA
A los 19 años eligió Londres como destino para hacer el curso Fashion Desing, en el reconocido Instituto Marangoni con base también en el Reino Unido. Para Coti, «viajar te hace abrir la cabeza y ver las cosas desde otra perspectiva». Tal es así que aún se sorprende cuando recuerda la cantidad de horas que pasaba adentro de la escuela, craneando, dibujando, haciendo pruebas, para desarrollar su proyecto final que tuvo el burlesque como tema y que tomó como fuente de inspiración el reconocido Café de París en Londres. Después de las tres semanas en las que transitó jornadas muy intensas estudiando en compañía de sus pares de la Argentina, Brasil, la India, Sudáfrica y Chile aprendió, entre otras cosas, que para lograr una colección es fundamental «conocerse a uno mismo para después hacer una investigación profunda y decidir en qué convertir esa idea que tenés en la cabeza». La rosarina rescata que este viaje de estudios le significó una invitación a soñar; a imaginarse con su propia marca e ir por las calles descubriendo sus diseños en el street wear.
PAULA SELBY AVELLANEDA
Cuando terminó el secundario en el colegio internacional al que asistía, escuchó atentamente el consejo de sus abuelos y se fue a estudiar diseño a Italia. Después de vivir un año en Milán, cambió de rumbo y comenzó la carrera de Artes Visuales con especialización en Moda, en la The Royal Academy of Fine Arts Antwerp. Estudió durante cuatro años en esta reconocida institución belga. «Es un lugar que te empuja a tener una visión personal, a expresar sólo lo que vos podés decir, de búsqueda propia, que no tiene tanto que ver con las tendencias» analiza. Con su marca, instalada en Buenos Aires, hoy recuerda lo estricta que era la profesora de diseño de primer año, que hacía que los alumnos estuviesen semanas tratando de resolver el problema sobre «qué es la forma»¿Qué aportabas como argentina? «Quizás algo más rock, algo que es tan fuerte en nuestra identidad», explica y dice que para estudiar en la academia de Amberes «es muy importante el dibujo y también saber coser.
LAUTARO AMADEO TAMBUTTO
Lautaro Amadeo Tambutto tenía 8 años y se encerraba en su casa de San Nicolás para diseñar los bocetos que aún conserva. Esa pasión por la moda fue canalizada primero en la Universidad de Palermo, donde estudió producción y diseño y después en el viaje que realizó a Europa, en el 2014. Aterrizó en Londres para quedarse a estudiar pero al no poder aplicar en el curso que tenía planeado hacer, tuvo que mudarse a Italia y se anotó en el Fashion Design Intensive en el Instituto Marangoni, con sede en Milán. «Al estar allá tenés otra mentalidad, se te abren otro tipo de puertas» reconoce. Durante su estadía logró asistir al backstage de un desfile de Vivianne Westwood y conocer a Ricardo Tisci (todavía en Givenchy) entre otras celebridades. Mientras estuvo en Milán trató «de difundir lo que es la cultura latinoamericana. En mi research o en las presentaciones a mis compañeros, les hice ver otro mundo que ellos no veían», cuenta. A los 22 años, está cada vez más cerca del lanzamiento de su marca.
MARCELO YARUSSI
«Creo que lo más interesante para complementar mi proyecto en Buenos Aires era venir a estudiar Fashion Businnes» dice, desde Francia, Marcelo Yarussi, diseñador y docente en la Carrera de Diseño de Indumentaria en la UBA, ganador de la beca que otorgó el Instituto Marangoni en la última edición de la BAFWEEK. Dueño de la firma Bastardo BA explica que el curso superó sus expectativas, y rescata que estuvo rodeado de gente muy metida en la industria de la moda «con la postura de compartir la experiencia». Yarussi, no solo fue el único diseñador, en medio de alumnos dedicados al mundo de los negocios, sino que además se animó a la parafernalia de las grandes marcas europeas y norteamericanas y eligió su propia firma de ropa, como plan de trabajo, haciendo foco en lo artesanal y logrando llamar la atención de sus compañeros y profesores -que trabajan en las capitales de moda del mundo- con sus técnicas ancestrales y con una identidad bien definida. Así y todo ¿en qué lo transformó la cursada? «Me abrió los ojos; tengo que empezar a pensar algunas cuestiones referidas a la estructura de mi marca», reconoce.
AGUSTINA CATTANEO
El primer giro para Agustina Cattaneo llegó a sus 24 años, cuando cerró la marca de ropa, homónima, que tenía en Buenos Aires y eligió indagar -desde lo académico- en el mundo de la moda nada más y nada menos que en Nueva York. Se anotó en Parsons The New School for Design donde hizo un curso corto de diseño y después obtuvo un certificado en Fashion Design. Luego amplió sus conocimientos al cursar el Master of Business Administration, en el Fashion Institute of Technology, más conocido como FIT, también en la gran manzana. Así, Cattaneo alternó siete años y mientras trabajó primero en la tienda Seize sur Vingt, luego en Elle magazine y en la marca francesa Lanvin. Volvió a la Argentina para ocupar un puesto destacado en la firma Falabella hasta que le ofrecieron ir a dar un curso de moda y negocios a la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, en República Dominicana, e inmediatamente después llegaron propuestas de CEDIM México y de Polimoda en Florencia, Italia. Así, es que dio un segundo giro en su carrera y el pasaje instantáneo de estudiante a profesora. «Me independicé, decidí abrirme sola para seguir dando clase», explica y agrega: «Lo que hago es recorrer las ciudades de la moda y detectar tendencia». Cattaneo enseña principalmente sobre «cool hunting, armado de colección, búsqueda e inspiración, qué se viene, qué con qué, qué colores, siempre desde una mirada técnica» y hoy es docente en dos universidades en París: Instituto Marangoni y la International Fashion Academy (IFA). «Dar clases es lo que más amo en el mundo», dice, a horas de tomar un vuelo para comenzar el raid por las semanas de la moda en NY y en Londres, y comenta «la diversidad de la gente es espectacular, tengo alumnos de todos los lugares y a mí me resulta interesante saber cómo son las personas por su cultura». Así y todo, ¿qué tienen en común los estudiantes de las distintas nacionalidades? «Llegan alumnos con gran pasión, los une la pasión por la moda, realmente para ellos es un sueño estar acá, no pueden creer que están en París».