De carácter obligatorio establecido por la Ley 27337 del 2016, se realizó ayer por la noche en Santa Fe, y si bien en treinta y seis años de democracia este es un formato todavía poco habitual para la comunicación política, el discurso televisivo y también para la moda local, merece el análisis de la vestimenta de los candidatos mientras se espera la segunda vuelta el domingo próximo en la Facultad de Derecho de la UBA.
Pasadas las 21 hs ahí se los vio a los seis que pretenden ser presidente, cada uno tras el atril reglamentario, en una sintonía poco común durante una campaña como la que vienen llevando: no hay grieta en la vestimenta. Al menos entre los referentes de las dos posiciones mayoritarias (Mauricio Macri y Alberto Fernández) que si bien plantean manifiestas diferencias en el plano retórico, verbal y gestual, no hubo nada abismal en cuanto a la elección de la ropa. Aún así, la pregunta inevitable es ¿si estuvo acorde al protocolo? y por sobre todo, si ¿existe efectivamente un protocolo específico para este tipo de encuentros? “No existe nada escrito sobre la vestimenta en los debates, es decir, emanado de un concilium de la materia. Pero con los años y en base a otra manera de formalizar reglas de protocolo, que es, por uso y costumbre; podemos hablar de detalles adecuados e inadecuados, de aciertos y desaciertos” dice Karina Mc Caskill, especialista en protocolo y ceremonial.
La experta destaca, en este caso, la importancia del contexto a donde se hizo el debate, el de una institución, la Universidad Nacional del Litoral próxima a cumplir 100 años de historia, y del hecho inédito de que es el primer debate por ley en Argentina, entonces se trata de un evento formal, por ende, implica formalidad. En este sentido comenta, además: “El ceremonial es una forma de comunicar, es la forma de trasmitir y ejecutar las reglas de protocolo. En temas de estilo y relacionado con el ceremonial, lo importante no es solamente el qué, sino el cómo; los candidatos deberían haber elegido la vestimenta acorde con su personalidad y lo que representan, de talles correctos, evitar colores intensos, tener en cuenta el horario del evento, no elegir estampados en sus corbatas, no exagerar con los accesorios, ni elementos de distinción política”.
Uno por uno
Tras una mirada exhaustiva de cada una de las imágenes arrojadas del debate, Mc Caskill establece que:
- Mauricio Macri, presidente en ejercicio, candidato por Juntos por el Cambio “estuvo correcto y fiel a su habitual estilo. Acertó en el azul en diferentes gamas, color que puede inspirar honestidad y confianza. El desacierto estuvo en la camisa celeste, que dado su cargo hubiese correspondido que usase una blanca, lo mismo con el doble nudo de la corbata que con el cuello italiano daba efecto descentrado, lo correcto era el nudo windsor”
- Juan José Gómez Centurión (Frente NOS) “Acertó en la camisa blanca y el color azul, no se puede decir lo mismo del tamaño de la corbata, el ancho de la misma hizo que el nudo fuese demasiado prominente para el cuello italiano de la camisa. Lo correcto hubiera sido una camisa de cuello francés. Llevó además una escarapela en tela y un pin. Protocolarmente la escarapela se usa oficialmente en las fechas patrias y en la Semana de Mayo por ser un símbolo nacional soberano como los son la Bandera, el Himno y el Escudo Nacional”
- Roberto Lavagna (Consenso Federal) “Estuvo correcto y armónico en todos los aspectos; el traje azul y camisa blanca, el cuello francés, la corbata lisa en color pleno”
- Alberto Fernández (Frente de todos): “Fiel a su estilo, estuvo correcto en la corbata y la camisa con cuello italiano, aunque no acertó demasiado en el color claro de la misma y el pin en el ojal que no se podía definir qué era”
- Nicolás Del Caño (Frente de Izquierda): “También estuvo fiel a si mismo, acertó con la camisa blanca aunque el resto fue un desacierto; el saco gris no aplica al horario del evento, la camisa estaba por fuera del pantalón, no llevó la corbata y llevó el pañuelo en la muñeca”.
- José Luis Espert (Unir): ”Logró sorprender negativamente, si bien acertó en cuanto al color del ambo y a la camisa blanca, hubo desacierto total en la corbata por el color, el tamaño y el estampado, le restó seriedad al conjunto».
Corbatas más o menos
“Quién haya metido mano en los problemas actuales de la semiótica ya no puede hacerse el nudo de la corbata por la mañana delante del espejo sin tener la sensación de estar realizando una auténtica elección ideológica o al menos un mensaje, una carta a los transeúntes y a todos aquellos con los que se encontrará durante la jornada” dice Umberto Eco en la cita que retoma Patrycia Centeno al inicio del apartado «Encorbatados» en el libro Política y Moda, y cuánta razón que tiene. Así es que el uso de corbata o no, sigue siendo una declaración de principios.
“La corbata moderna existe, en su forma actual, desde 1924, sus orígenes datan de mucho tiempo atrás, desde los Egipcios y más cercano en el tiempo a los habitantes de Croacia, hoy es un elemento casi obligatorio en la vestimenta masculina. En el mundo de los negocios es un uniforme, en ambientes solemnes y formales es una necesidad, en la política es parte del protocolo. Es decir, no es correcto que un candidato a Presidente de la República se haya presentado al primer debate sin corbata, aunque esto no concuerde con su convicción política” dice Mc Caskill en alusión a Del Caño que no solo fue sin corbata sino que además vistió pantalón en denim y un saco sport, algo que no llamó para nada la atención siendo el candidato que se adjudica la representación de la clase trabajadora.
En el caso del candidato Fernández, hubo un dato por fuera del discurso televisivo y es que el hijo del hombre de Frente de Todos, Estanislao Fernández, popularmente conocido como Dyhzy en las redes sociales, saludó y arengó a su papá durante todo el debate y al finalizar también hablo del mencionado accesorio: “Pd: Esa corbata es la que tenés desde 1998, creo que es hora de comprar una nueva” expresó en su cuenta de twitter
La cuestión sobre cómo se anuda la corbata no es un dato para nada menor según Centeno que en el capítulo sobre “De cómo visten los políticos” explica que los más demandados por los líderes son los tipo windsor y americano. Vale el dato que el primero fue el favorito de Ronald Reagan y el segundo de Barack Obama. Hay algo más: la extensión de la corbata que según la autora no debe pasar la cintura y mucho menos ser el centro de las miradas.
La vuelta a la corbata por parte del presidente Macri, algo que no es habitual para él y tampoco para los funcionarios de su gabinete invita a revisitar la vestimenta decontracté de estos cuatro años de gobierno “Es un estilo que han querido imponer de más cercanía con la gente, pero protocolarmente no corresponde que se asista a actos formales oficiales sin corbata, menos con remeras cuello redondo como lo hace el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodriguez Larreta. La cercanía con la gente se provoca de otras maneras” sintetiza Mc Caskill
Ahora queda por ver si los candidatos mantendrán la apuesta en cuanto al color y las tipologías ¿o intentaran alguna sorpresa?.