«We’re Not Really Strangers» (No somos realmente extraños), se puso definitivamente de moda. El juego de cartas, ideado por la modelo y fotógrafa Koreen Odiney, no solo hizo furor durante la cuarentena, sino que acaba de presentar una alianza con Valentino. Es que, de ser un modo de acercamiento creado por Odiney para poder comunicarse con las personas que retrataba con su cámara y luego entrevistaba, pasó a convertirse en un emprendimiento de naipes rojos y blancos con leyendas que apuntan a reforzar el conocimiento de uno mismo y por sobre todo, la empatía con los otros, además de un movimiento viral en Instagram y acciones de mensajes expuestos en la vía pública. «¿Qué superaste este año que no estabas seguro de poder hacerlo?», este tipo de consultas son las que aparecen impresas y que dan motivo a la charla en el juego que apela a las emociones y se basa en tres niveles de preguntas: el primero es «Percepción», el segundo «Conexión» y el tercero «Reflexión». Además, la baraja tiene comodines que le dan la posibilidad a los jugadores de profundizar en las relaciones existentes y crear nuevas. ¿El triunfo? Está en la apertura que se obtenga en la charla y en la honestidad en las respuestas. Y eso no es todo, porque del interés de cuestiones más sencillas, a saber del otro, derivó en opciones más complejas con preguntas sobre temas de la agenda pública, como por ejemplo la raza y los privilegios. En ese contexto, crearon herramientas digitales gratuitas para apuntalar a los seguidores también en ese sentido.
«Gracias por amarme cuando no me sentía querible», con esas palabras –en inglés– impresas en un cartel gigantesco, colgado en la medianera de un edificio, Valentino anunció la flamante alianza con WNRS para desarrollar una versión de lujo del juego de preguntas y respuestas. De esta manera Pierpaolo Piccioli, director creativo de la firma italiana, aprovechó el viento a favor de esa experiencia conversatoria para llevarlo a la propia. La campaña continuó con influencers que jugaron entre sí en vivo por las redes sociales, además de posteos con otras frases que aludieron a la inteligencia emocional, la importancia de las palabras, y el propósito de entablar un diálogo con el otro.
Pero esas no fueron las únicas cartas de las que se habló esta semana, sino que también las hubo vinculadas al pasado, presente y futuro. Ese fue el caso de la maison Dior que puso el foco en el tarot de Visconti- Sforza y en sus típicas referencias iconográficas. María Grazia Chiuri, directora creativa de la firma, trajo al aquí y ahora, no solo el archivo, sino uno de los berretines del propio Christian Dior, quien durante la incertidumbre de la posguerra habría sido un asiduo consultor de las artes adivinatorias. La diseñadora al frente de la marca desde 2016, asoció ese tiempo al actual para presentar una colección basada en ese motivo. Entre otras referencias, incluyó a los arcanos mayores como «La Emperatriz», «La Fuerza» o «La Justicia», y también a los menores, en prendas ilustradas por Pietro Ruffo y registradas en un fashion film dirigido por Matteo Garrone. Además, en las redes sociales se dieron a conocer las imágenes de la presencia de una tarotista haciendo lo propio en medio del atelier de la firma. Y si bien en la previa del desfile, Chiuri aludió a la forma de vida y los modos de vestir -puertas adentro- que trajo la pandemia, la propuesta de Dior, solo se quedó en la apariencia y la artificialidad y no en la empatía, la solidaridad y la mirada hacía el otro, cuestiones esenciales sobre todo en los tiempos que corren caracterizados por pérdidas humanas en todo el planeta, una industria de la indumentaria devastada y lo peor de todo; la poca certeza de poder alcanzar la cura al menos en el mediano plazo.
Por supuesto que esta no fue la única vez que la moda tomó como tema el tarot. Ya en 2012 –aunque fuera de un escenario de pandemia–, Donatella Versace exhibió una colección con representaciones también basadas en ese juego. Y un año después, hubo alusiones a las cartas, con «Alicia en el país de las maravillas» y los recuerdos de un viaje a Las Vegas como inspiración, en lo hecho por el creador español David Delfín. Aunque, fue con la llegada del virus y la posterior cuarentena, que este tipo de juegos volvieron con más fuerza ya sea por la instancia lúdica que proponen o solo por un capricho estético: hay que recordar el caso de las remeras y los buzos con estampas tomadas del poker que sacó Benetton durante el 2020 y que refirieron al tiempo ocioso durante la pandemia, como así también la simbología de la colección Crucero 2021 que mostró Louis Vuitton durante el último año. «Game on», ese fue el nombre de la línea cuya difusión contó con el protagónico de la actriz Léa Seydoux e hizo hincapié en espadas, diamantes y corazones plasmados en prendas y accesorios. La casa francesa aludió al juego como compañía y al mismo tiempo como elemento de unión para los viajeros. Ahora, tras un extenso periodo fuera de lo común tanto para las marcas como para los consumidores, solo queda confirmar: si la moda está librada a su suerte, o si en cambio ¿no es tiempo de repensarla?