Si bien la “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, Legal, Seguro y Gratuito” surgió a principios de la década del 2000, lo cierto es que el color verde se volvió marea desde hace, al menos, dos años. Fue en coincidencia con el debate del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que, en ese momento, tuvo sanción en la cámara de Diputados, aunque no alcanzó con los votos en el Senado. Esta vez, en la previa de la aprobación -durante toda la jornada del 29 y la madrugada del 30 de diciembre del 2020- ese tono se propagó no solo en la vestimenta de las jóvenes, quienes lideraron las movilizaciones, sino también en la de mujeres de todas las edades, incluso de los hombres que acompañaron.
La utilización del verde se remonta a los tres colores que fueron usados por las sufragistas a principios del siglo XX. Junto con el violeta y el blanco constituyeron la insignia del reclamo por el derecho al voto, principalmente en las militantes inglesas y norteamericanas. Era muy frecuente verlas con vestidos largos hasta los pies y con la banda tricolor con la inscripción “Votes for Women” cruzada en el pecho. Después de esas acciones y hasta el presente, esos colores, fueron tomados y resignificados, siempre asociados al feminismo, en los distintos modos de vestir.
En Argentina el uso del pañuelo verde -una pieza de tela triangular con la leyenda de la campaña estampada en blanco- va más allá del color y de la inscripción. Inevitablemente posee una simbología asociada al pañuelo blanco de las Madres de Plaza de Mayo, aunque en este caso, tanto el objetivo como el uso es muy distinto al de la lucha de las progenitoras. Es decir: el pañuelo verde, pocas veces, se lleva en la cabeza, sino que se alterna anudado en el cuello, la muñeca o en su versión más masiva: atado a las tiras de las mochilas de las millennials o las carteras de las mayores.
“Los pañuelos permitieron construir una suerte de hermandad o capacidad identificatoria en el espacio público” señala Laura Zambrini, titular de Sociología en la carrera de Diseño de Indumentaria y Textil (FADU-UBA) e investigadora del Conicet. Alude, además, a que, este elemento tan singular, traspasó fronteras siendo adoptado por militantes de Chile, México y Brasil, entre otros países que, hermanadas, vía redes sociales, apoyaron la causa de las argentinas. “Simboliza esa gran ola verde que se extendió y lo va a seguir haciendo no solo en nuestra región sino en toda latinoamérica” comenta María Laura Rosa, historiadora del arte, investigadora UBA- Conicet. “Sentó un precedente muy fuerte, si bien ya Uruguay en 2012 había sancionado su ley del aborto legal, Argentina es el país más grande que lo aprobó en la región”, indica.
Heroínas
En estas últimas movilizaciones, y sobre todo en las de la vigilia, lo sintomático no solo fue la propagación del color, sino el uso más extendido de una nueva tipología: la capa. Más corta o larga, en diferentes materiales, de estética murguera o simplemente en verde con la leyenda “Que sea Ley” en la espalda, esa prenda heroica, alude sin dudas a las mujeres empoderadas. “Es una resignificación de la roja de las criadas”, considera Zambrini en referencia a la historia de The Handmaid ‘s Tale y a cómo ese elemento, ahora, repensado, constituye una crítica al patriarcado. “Me parece interesante, y siempre que puedo lo señalo: cómo lo textil que históricamente estuvo asociado a lo femenino -reflexiona- también puede ser un ámbito de lucha muy potente”.
La capa, vista en la calle, se vincula además, con la creada por Margalida Vinyes para el 8 de marzo del 2018. En una secuencia dibujada, la ilustradora mallorquina, mostró, la metamorfosis de la cocinera Catalina Fiol -protagonista de su novela gráfica “Catalina, la Cuinera de l’Òpera” (Catalina, la cocinera de la Ópera)- quien transformó el uso de un delantal de cocina en una capa. Y aunque en esa primera versión el color fue el violeta rápidamente llegó a estas latitudes y no tardó en mutar al verde. “Siempre y cuando esté firmada y quienes la utilicen sean particulares o asociaciones sin ánimo de lucro, me alegrará que se comparta porque mi intención ha sido esa desde el principio, que fuera útil a cualquier causa que defienda los derechos de la mujer y la igualdad de género”, dice la autora sobre la obra que generó repercusión no solo en España sino en el mundo entero. “Es la cosa más bonita que me ha pasado, desde que me dedico a la ilustración, realmente pude comprobar que el dibujo es un arma poderosa para transmitir conceptos y valores” comenta.
Otras de las expresiones novedosas, en el epílogo de la campaña por el derecho al aborto, fueron las de los pañuelos improvisados como barbijos verdes acorde al tiempo de pandemia, los devenidos top off shoulders, y las de los sombreros verdes tipo “Piluso”, que además, son tendencia para la moda de esta temporada. Dato para nada menor si se tiene en cuenta el constante feedback que impera entre la calle y la pasarela. Para Zambrini ese traslado del verde del pañuelo a otras prendas de vestir “pasó a la historia con mayúscula”, y reconoce que “muestra el costado y la relación que hay entre la moda y la política, siempre teniendo cuidado con que luego no se frivolice o que pase el tiempo y pierda el sentido de lo que fue esa lucha icónica”. A su vez, se pregunta, así como el pañuelo blanco se hermanó con el verde, a qué nuevas luchas dará paso este último.
También el rosa fue de la partida durante las horas anteriores a la votación. Ese color -que caracterizó a las socorristas italianas en los años setenta- ahora es revitalizado con pelucas en ese tono por las activistas locales de Socorristas en Red. “Las cabelleras en realidad están integradas con los pañuelos verdes, son, digamos, dos caras de la misma moneda, que es la de la lucha por la legalización”, analiza Rosa, y explica que “emergen de la campaña pero con la urgencia de salvar las vidas de las mujeres en peligro por los abortos clandestinos”. Además, la autora de El arte feminista en la efervescencia democrática, destaca que esos dos colores son fundamentales porque “hablan de las luchas de estos 20 años del siglo XXI, pero también hablan de toda esa genealogía histórica que desde los 70 viene peleando por el aborto legal”.
Justamente, ahora, con la ley sancionada, la incógnita es qué pasará con este accesorio tan emblemático: ¿Seguirá siendo usado en manifestaciones de mujeres? ¿representará el color feminista de esta era? O solo ¿quedará como un tesoro para recordar la lucha? “El futuro va a ser verde, ese color no solo habla de los cambios de nuestra sociedad sino también de cómo va a venir el futuro, de un futuro que va a ser más igualitario, de eso estoy totalmente convencida” asevera Rosa.
Nota publicada en Revista Ñ (Clarín)