Un repaso por las pasarelas de Londres, París, Milán y Nueva York nos permite definir que para el próximo otoño-invierno 2018 las carteras bien grandes, tanto para hombre como para mujer, serán tendencia. El oversize también se vio en sobres o bolsos tipo maletín y, en especial, en tote bag y similares. Burberry en Londres y Balenciaga en París resultaron referentes. Se destacó el impredecible Demna Gvasalia que, en su buen manejo de la ironía, hace que lo grande sea inmenso, e incluso se anima a apostar por algo no tan frecuente como la continuidad del material de la prenda en el accesorio un mismo textil que se refuerza.
Pero, a la par y en contraste con esta tendencia, está la propuesta de las carteras pequeñas y hasta las ultrachicas que más que un accesorio funcional sirven para guardar algo ínfimo o para llevarlas colgadas cual joya. En este sentido, no es raro pensar que las marcas usan este recurso para hacerlas más accesibles. Entre las carteras pequeñas, se destacaron las vistas en los desfiles de Emporio Armani o Marc Jacobs, que hasta colgaban del cuello y o se llevaban imitando un estuche para llevar algo indispensable.
También, sosteniendo esta idea de pequeñez, Gucci y Coach mostraron sus propuestas de riñoneras y carteras aún más chicas. A esto se suma la idea de superponer, entrelazar e incluso mostrar carteras, algunas del tamaño de un monedero, en dúo o en trío unidas a través de una cadena o cinturón, como se vio en Fendi.
Y eso no es todo. Las intervenciones también ganan. Las mencionadas marcas, y otras como Miu Miu o Alexander McQueen, demostraron que los accesorios cuanto más intervenidos mejor. Así suman bordados, incrustaciones, parches y flecos, además de dibujos, logos de la marca también exagerados -e incluso palabras-, como para que no queden dudas de qué firma es el producto.
Mediano, al cruce
En este diálogo entre lo grande y lo pequeño, también hay tamaños medios, claro. En el formato mediano se destacan las bandoleras o también llamadas crossbody. Como las que mostró Dior, también abarrotadas de tachas y piezas de metal en la tira que, al llevarse atravesadas en el cuerpo, pueden asemejarse a un cinturón canana (el que se usa para portar cartuchos o balas) que no desentona con la boina y los colores típicos de uniforme que eligió Maria Grazia Chiuri.
Un capítulo aparte merece el bolso, también de tamaño medio y para usar cruzado, que presentó Chanel en su última colección y que hasta dio lugar a episodios de un fashion film protagonizados por Cara Delevingne, Kristen Stewart y Caroline de Maigret a las que se sumó Pharrell Williams; así se convirtió en el primer hombre protagonista de una campaña de carteras Dior. En las redes sociales se lo puede ver portando el bolso, que no es otra cosa que una reversión del mítico 2.55 creado por Coco Chanel, en febrero de 1955, con la idea de liberar las manos y así -en un nuevo aspecto- a las mujeres.
Llevándola tipo bandolera, Williams juega y corretea con su cartera y deja bien en claro que la pieza es una excelente muestra de cómo un clásico se suma a otra tendencia -lo cual está cada vez más lejos de ser algo extraordinario- al hacer un producto que no distingue género. Especial para genderless.