A 25 años de la muerte de Franco Moschino, ayer la marca homónima, cerró la tercera jornada de Milano Fashion Week con un homenaje implícito al chico revoltoso de la moda italiana de los 90.
La firma dirigida por Jeremy Scott echando mano a la obra de Picasso y más allá de la ironía que lo caracteriza, hizo alarde de la literalidad al hacer que las modelos salieran al ruedo atravesando un gigantesco marco de cuadro dorado a la hoja.
Y esa no fue la única referencia hispana, también el diseñador se dio el lujo gitano de hacer escuchar a la centennial Rosalía para que Kaia Geber y las hermanas Hadid, entre otras, pudiesen contornearse en la pasarela. Así es que al son de “Malamente” y “De aquí no sales”, entre otras canciones del disco “El Mal Querer”, se vieron vestidos con claras referencias pictóricas y colores chillones que aludieron a la etapa rosa y a, sobre todo, la era cubista del artista.
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De repente aparecía una arlequín deluxe y al ratito trajes con forma de guitarras como recién salidos de la obra “Tres músicos”, realizada por Picasso en la época de las vanguardias a principios del siglo XX. También hubo conjuntos inspirados en el momento taurino del pintor, justamente con modelos caracterizadas como y con toreras, yeite ya utilizado aunque de un modo más barroco por la marca en el 2012.
Entre los más recordados estará el traje de novia con palomas que llevó Gigi Hadid, obviamente, tomadas de la obra que el pintor hizo a fines de los 40 para el Primer Congreso Mundial de Partidarios de la Paz, que después fue revisitado como inspiración por Yves Saint Laurent.
Seguramente, Moschino, el fundador, hubiese estado orgulloso de la oda al humor, el guiño a la cultura ibérica, el recurso de hacer todo en modo fake, y el marco- valga la redundancia- que se sostuvo durante todas las pasadas.
Ya lo denunció, él mismo, con la campaña que hizo en 1990: “Stop the Fashion System”